Corrían las siete y veintiocho de la mañana cuando marché al Congreso Nacional de Finanzas que el pasado miércoles se celebró en Madrid. Podía haber elegido el de Marketing o Recursos Humanos, pero la pela es la pela, y tal y como está la economía lo que tocaba era contrastar las experiencias de uno con las de otros para ver si el camino es el correcto o bien alguien ha encontrado un atajo.
El caso es que como siempre, sobrio y con un café en el cuerpo, a las ocho y cincuenta me presenté en IFEMA. Amén de un par de telefonazos con mi amigo Jesús a cuenta de un meteorito cachondo, de esos que no existen caídos en Letonia, la cosa en principio se desarrolló con corrección. Te identificas, te dan una cintita para el cuello y una bolsa con información varia de aquellos que pagan el evento. Te diriges a la monísima azafata con tu mejor sonrisa y así consigues -cada vez menos- que te acompañe a un buen lugar para no perder detalle de los gurús que vendrán en breve.
la primera ponente nos deleitó con un llamamiento a enfrentarnos con nuestros miedos
La cosa comenzó de maravilla, pues tras la presentación de rigor, la primera ponente nos deleitó con un llamamiento a enfrentarnos con nuestros miedos y dejar de preocuparnos por la situación para pasar a ocuparnos de ella. Para mi sorpresa, la ponente fue Pilar Jericó. Miré el folleto del Congreso y allí estaba, se ve que cada día estoy más viejo, pues pasé directamente a las mesas y no reparé en la introducción. Tras dibujar un precioso extraterrestre con dos antenas y un cabezón enorme -respondiendo a la petición de Pilar- tentado estuve de lanzarme desde la grada a más de cuatro metros de altura para saludarla, pero fue que no, que el cuerpo de uno no está ya para apoyar lo que su mente elucubra.
Tras la exposición de Pilar -siempre corta y dando ánimos a la tropa- comenzó la radiografía de la situación económica española. Negra, de un gótico subido que ya no hubo manera de cambiarla en toda la jornada.
Sobre los problemas financieros, aún hoy y para todo un largo año -cuando menos- el escenario será de:
• Problemas de liquidez
• Excesivo apalancamiento de empresas, familias, bancos y gobiernos
• Excesivo riesgo en el activo del sistema bancario
• Problemas de solvencia
• Problemas de rentabilidad
• Problemas de financiación interior y exterior
• Pérdida de competitividad
• ….
El contexto internacional presenta mejor cara:
• Los últimos datos apuntan a una estabilización de la situación:
• Crecimiento positivo en el tercer trimestre
• Previsión de crecimiento del 3,1% para 2010
• Recuperación de los índices de confianza
• Fuerte crecimiento en las bolsas
• Estabilización del mercado inmobiliario en Estados Unidos
• El porcentaje de bancos que están contrayendo el crédito ha comenzado a disminuir
• El comercio mundial está creciendo.
• Los emergentes se recuperan rápidamente
En esta situación es difícil saber qué hacer, pero se apuntaron algunas recetas: tomar medidas de carácter estructural orientadas a mejorar el funcionamiento de los mercados (Directiva de Servicios), flexibilizar los mecanismos de fijación de salarios y precios y facilitar la reasignación de factores productivos entre sectores. También se planteó bajar los impuestos (Política Fiscal expansiva), siempre preferible a subir los mismos -que va a ser que no con el actual gobierno-. Una rebaja fiscal ayudaría más al crecimiento económico quizá más que la bajada de los tipos de interés, esto último deseable, pero parece que no será ese el camino tal y como se están comportando las economías alemana y francesa. Por último, se apuntó la posibilidad de disminuir el gasto público improductivo (Planes E entre otros) y aumentar el gasto público productivo (carreteras, autopistas, infraestructuras hidráulicas y ferrocarriles), tecnologías de la información y del conocimiento y educación e I+D+i -en este momento ya se nos saltaban las lágrimas a más de uno, de tristeza, claro-.
Los congresistas teníamos una sensación de aturdimiento y congoja, algo así como cuando tienes una desgracia inesperada
Llegados a este punto, los congresistas teníamos una sensación de aturdimiento y congoja, algo así como cuando tienes una desgracia inesperada, por ello, cuando los nuevos ponentes desgranaron la situación en España de la mora (en imparable crecimiento), la necesidad de reevaluar a tus clientes ante el peligro de quedarte en una “enganchada” -algo muy habitual en los tiempos que corren- y la dificultad, por no decir imposibilidad, de acceder a financiación, la sensación ya se tornó en pérdida irreparable.
El Congreso se cerró con una invitación a liderar el necesario cambio con el fin de tomar una ruta que nos ayude a salir de la compleja situación que tiene hoy nuestro país, al carecer de política económica.
Marché a casa algo apesadumbrado, había hecho un par de nuevos amigos, vi de lejos a otro que no tuve oportunidad de saludar (Rafael Muñiz) y, cuando comenzó a cerrar el día, recordé las palabras de Pilar y durante un buen rato me dediqué a alimentar uno de esos lobos que todos llevamos dentro y que representa todas las virtudes, la alegría, la luz, las cosas buenas y cálidas, al otro lobo, el que lleva dentro todo lo contrario: la desesperación, la crueldad, la oscuridad y el frío; a ese ni agua, y el bacalao, por cajas.
Enrique creo que reflejas con bastante exactitud lo acaecido en el Congreso y sobre Pilar excepcional .
Hola Rafael,
Te vi de lejos, intenté localizarte pero las jornadas tenían descansos distintos y durante el almuerzo marché con dos amigos fuera del recinto. Lastima no haber cruzado unas palabras o tener el don de la ubicuidad para estar en los tres congresos a la vez.
Un saludo.