Hay muchos lugares donde pasear entre cientos de libros, pero pocos donde revisar estanterías llenas de títulos se convierta en un momento gratificante. Uno de estos lugares es la Librería Cervantes en Alcalá de Henares.
La Librería Cervantes es un lugar pequeño, cálido y entrañable. En su ajustado espacio puedes hojear títulos de todos los autores indispensables, así como las últimas novedades, pero sin duda lo mejor es la estantería dedicada a las recomendaciones del librero, Javier. Javier no entorpece al cliente, te deja husmear, buscar ese libro que llevas en mente o aquel que no llevas, sólo si le preguntas te ayudará y comentará datos sobre esta o aquella edición, lo que le pareció o si no lo ha leído, lo que se comenta de él. Se nota el oficio y el buen hacer de librero.
Apenas hace una semana que pase por la librería. Hacía tiempo que no me acercaba y todo, por la promiscuidad de los que somos amantes de los libros. Una nueva librería me mantuvo durante algún tiempo como ensimismado pero, como los amores fugaces, volví a la Librería Cervantes para descubrir que había un lugar en la red llamado “La librería de Javier“, espacio este de la Cervantes donde Javier da rienda suelta a todas sus opiniones sobre lo que lee, te invita a tomar un café o deja espacio para que aquel que se atreva a escribir, muestre su obra a otros, amén de su incursión en Facebook, Twitter y Youtube que aun estando en desarrollo apuntan maneras.
He incorporado la librería de Javier a esos lugares que considero “inclasificablemente geniales” y que sigo con asiduidad.
Paséate por la librería de Javier y si pasas por Alcalá de Henares, visita su lugar físico, la Librería Cervantes. Como aperitivo, te dejo lo que dice Javier de su librería:
“Esta pequeña Librería Cervantes, en su tiempo regentada por mi padre, nació hace unos 60 años. Es la más antigua de las que quedan en la ciudad de Alcalá de Henares, Madrid, España.
Su situación original estaba en la Plaza de Cervantes, en el número 19, en lo que antiguamente fue un local dedicado a la venta de billetes de carruajes al lado de una antigua posada. Ésta ocupaba una vieja corrala que creo aún persiste. Con el tiempo pasó a ser un despacho de pan y otros comestibles. El local era una especie de cueva con carteras de colegial colgadas del techo. Y de esta época es el mostrador con mármol que ostenta la actual librería.
En un principio se subsistía con la venta de prensa y el cambio de novelas. Y ello sin menospreciar la recarga de plumas y la venta de betún y cordones para las botas militares. Eran los tiempos de los cuarteles en el centro de la ciudad. Los reyes de la novela eran Sven Hassel y Torcuato Luca de Tena. En el ensayo primaban Indro Montanelli y el Dr. López Ibor con su rompedor libro sobre la sexualidad. Y de las editoriales, Reno y Bruguera eran dos de las más conocidas. Aún conservo en casa unos ejemplares del “Libro del Joven” y del “Libro de la joven”. Leídos ahora no tienen desperdicio. Eran otros tiempos…
Con los años la librería se mudó a la calle trasera, Ramón y Cajal número 10, un coqueto y pequeño local, contiguo a una panadería ya desaparecida. Si bien en los primeros años se continuó con la venta de revistas y prensa, una vez pagada la bendita hipoteca, se llegó a la meta: dedicación en cuerpo y alma a la lectura. En el año 2006 esos libros, que poco a poco iban comiendo espacio al kiosco, lo ocuparon totalmente. Ahora el local, dedicado totalmente a los libros, al igual que su dueño, goza de mejor salud que nunca. Al igual que su dueño, of course.
El local está lleno de madera. Desde las estanterías hasta el techo. Conserva una mesa antigua de relojero de mi abuelo, así como un baúl, que sirve de expositor, de la época de la emigración a las américas de mis antepasados en los tiempos duros de postguerra.
La caja registradora está sacada del mercado de especias de Liverpool y traída directamente desde allí y el teléfono perteneció a la embajada de Alemania en Londres en los años 50. Es de los de dar vueltas a la rueda con números y aún funciona.
Por esta pequeña librería han pasado personas de la talla de Antonio Saura –del que se exhibe su retrato de Cervantes en la parte posterior del local-, Ana María Matute, John Elliot, Francisco de la Peña –nuestro añorado Quisco y uno de los fundadores de la Universidad de Alcalá- Tom Sharpe o Jorge Bucay. En su libro de firmas están los nombres de Miguel Delibes – entre otros premios Cervantes-, Luis Carrandel, Eiichi Kimura – amigo y rector de la universidad de Kobe y traductor de Borges y Cortázar al japonés-, Marina Mayoral, Santiago Pajares y la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Al cumplir estos primeros sesenta años empezamos una nueva andadura, más abierta y literaria y con mayores ganas que nunca de participación.
Y me despido con una frase de Cristina Almeida en el día de inauguración de esta librería:
“Una librería es un lugar de encuentro de ideas, de palabras y de solidaridad. Vosotros, los pequeños libreros, sois el camino del futuro porque la cultura es el camino de libertad de los pueblos”
Bueno, bueno… Te agradezco mucho todo lo que dices sobre la librería. Y sobre mí. Lo cual me hace sonrojar. No solamente un cafelito, ¡una merienda te debo!. Un saludo y a ver si alguna vez llego al nivel de tus redes sociales.
Javier
Hola Javier,
Al Cesar lo que es del Cesar. Si se hacen las cosas bien hay que comentarlo, al igual que cuando se hacen mal como en el caso de Telefónica.
https://epampliega.com/blog/index.php/2009/02/28/telefonica-al-cliente-ni-agua-y-el-bacalao-por-cajas/
Un saludo,
Conozco esta librería, y es cierto: existen cosas así, sitios así, negocios llenos de humanidad así. Esto es lo que fundamenta un pais, y no tanto rufian sonriendo en la tele.
Gracias por comentar Herrera.
Con las prisas de estos tiempos hemos olvidado lo realmente importante, las personas. Quizá estamos perdiendo el trato directo, persona a persona por esto que llaman social media o web 2.0. Hay que encontarr lugares como la librería de Javier y disfrutarlos.
Un saludo,
[…] mañana, al pasar por la Librería de Javier, me preguntó si tenía algún familiar periodista. Le dije que no, pero que a parte de la familia […]