Eso es lo que viene a resolver la norma ISO 10014 que, con el fin de alcanzar unas directrices para la obtención de beneficios financieros y económicos, consigue que los profesionales de la calidad pongan en valor su trabajo frente a la alta dirección con unos argumentos que la dirección suele entender perfectamente, la pela.
A ninguno de los que estamos en esto, se nos escapa la dificultad de explicar al jefe –va en jefes, claro- qué es, y para qué sirve, el departamento de calidad. Aportamos indicadores, encuestas, opiniones, valoraciones, etcétera, pero ni un solo dato en términos financieros. Perdón, lo único que pedimos es inversión para implantación y mantenimiento del sistema.
La norma está basada en el enfoque por procesos y en el modelo PDCA (planificar, hacer, verificar, actuar) contenidos en la serie de normas ISO 9000. Examina los ocho principios de la gestión de la calidad que subyacen en toda la serie y describe cómo a través de su implementación se pueden lograr beneficios financieros y económicos. Diseñada para ser tan práctica como lo es el propio tema que trata, la norma incluye un método de autoevaluación como herramienta para determinar las oportunidades de mejora.
Esta norma está dirigida a la alta dirección, pero no debe ser desconocida para ningún responsable de calidad dado que es de gran ayuda a la hora de unir mejoras con beneficios. No es fácil, pero es un paso que hay que dar.
Dejo aquí un magnífico trabajo de Alberto Haaz Díaz.