Corría el año 2006 cuando llegó a mis manos un excelente estudio de Antoni Calvó i Armengol que ponía de manifiesto con claridad la importancia de la red social (1.0) a la hora de conseguir un empleo. Hay que recordar que hace cinco años nadie hablaba de redes sociales online o de crisis. España, y con ella todo occidente, gozaban de una esfera de confort marca Acme, que banqueros cutres y políticos analfabetos presumían sin fin, o eso nos hacían creer a la ovejuna y servil sociedad, y Facebook, Linkedin, Xing o Tuenti se cocían aún a fuego lento. Como digo, en esas aparece “Redes sociales y mercado laboral” de Antoni.
En sus primeros párrafos ya se comenta algo sabido, que “muchos trabajadores deben su situación laboral actual, en gran parte, a su red de contactos sociales” y, algo cuando menos curioso, “sólo una sexta parte del esfuerzo total de búsqueda de empleo se destina a activar sus círculos sociales”, como en la cárcel del pobre Miguel de Cervantes, toda imbecilidad tiene su asiento, así somos. Quiero pensar que trascurridos cinco años y hoy, con el mayor número de desempleados que recuerda la historia de España y las redes sociales online a pleno rendimiento, el esfuerzo en mantener al día nuestra red social -hoy más cómodo- habrá aumentado.
La empresa también se beneficia contratando a personas que vengan de la mano de un trabajador de la plantilla. Ahorra en costes de búsqueda y selección, es más, “el rendimiento de los candidatos es, de media, superior al de candidatos externos”, la reputación del que recomienda está en juego y por ello solo recomendará a conocidos en los que confíe y el candidato al puesto ya tiene buenas relaciones con la plantilla actual y estará, sin duda, mejor informado sobre los aspectos del ambiente de trabajo en la empresa. La contratación por esta vía le sale, redonda, a la empresa.
Redes sociales y mercado laboral no tiene nada que ver con actuaciones de algunos políticos que, a costa de tirar con pólvora del rey (dinero público) quieren dejar a sus amigos “acoplados” durante toda su vida a puestos de trabajo ineficaces para la sociedad.
De amena lectura, Redes sociales y mercado laboral fue publicado por el Centro de Investigación en Economía Internacional (CREI) de la Universitat Pompeu Fabra y es mucho más de lo expuesto en los dos párrafos anteriores. Lo único que lamento es haber tenido el escrito oculto a mi vista en los últimos años y solo la casualidad, en forma de búsqueda de adornos navideños, ha conseguido que lo encuentre hoy.
Dejo aquí una de mis pequeñas contribuciones con el empleo y la redes sociales influenciada, no quepa duda, del trabajo de Antoni.