Este año he cumplido con una de las citas que tenía atrasadas desde hace tiempo, las Perseidas. Llegan siempre en agosto, y este año nos fuimos toda la familia a “perseguir estrellas fugaces” a un lugar con los cielos más despejados de los que se puede disfrutar en la península, concretamente en tierras de Aragón, en la población de Berrueco, junto a la Laguna de Gallocanta.
Para la ocasión contamos con la experiencia de AstroAfición y por ello decidimos hacer lo que llaman una “astroescapada” y unirnos a un grupo de personas que también buscaban una buena calidad de cielo nocturno para ver las Perseidas. Lo encontramos en la Laguna de Gallocanta y como campamento base, el Hotel Secaiza, un lugar tranquilo que invita a la relajación y desde el que puedes disfrutar de la observación ornitológica o de las estrellas.
Con 42º a la sombra llegamos al Secaiza y tras ver lo idóneo del lugar y dejándonos llevar por las indicaciones de su gerente –Ana- fuimos al centro de interpretación de la laguna y, muy a nuestro pesar, decidimos no hacer una ruta a pie por los alrededores, dado el intenso calor. Marchamos a la cercana población de Daroca con el fin de tomar un refresco, dar una vuelta y comer con tranquilidad a la espera de la noche. Muy recomendable visitar esta población, a ser posible en un día de calor menos intenso.
Por la noche y tras la cena, las 14 o 16 personas que formábamos el grupo disfrutamos de las explicaciones de los monitores de AstroAfición sobre las constelaciones, nombres de las principales estrellas y la observación, con dos telescopios de galaxias, nebulosas y cúmulos. Impresionante ver en todo su esplendor la Vía Láctea mientras unos y otros apuntábamos al cielo al ver pasar a toda velocidad una estrella fugaz –llegué a ver 22 pero alguien contó más de 45-. A las 2,00h finalizo la actividad y fue al rato cuando Roberto fotografió un enorme bólido que pasó casi en el cenit en dirección sur y su destello duró durante varios segundos y es la fotografía que aparece junto a las demás en este post.
A la mañana siguiente nos aguardaba la otra parte de la astroescapada, ver con un par de telescopios preparados al efecto –luz blanca y H-alfa– algunos detalles del sol: manchas solares, un enorme filamento en la cromosfera y alguna protuberancia.
Una escapada del mundo 2.0 muy recomendable ¿Cuánto hace que no miras las estrellas?
Sobre el Mesón «Carmen Mandiles» de Daroca
El sábado 11 de agosto de 2012 a las 14:00h, cuando las calles de Daroca ardían a más de 42º a la sombra, justo, en ese momento, me topé con el Mesón “Carmen Mandiles”. Aire acondicionado y wifi gratis fue el reclamo que no pude dejar pasar.
En aquel momento se hallaban acodados en la barra seis paisanos divididos en dos grupos, cada grupo en una esquina de la barra y Carmen -o la mujer que yo asumí sería Carmen- nos sonrió solícita tras la barra, dejando su charla con el grupo del fondo y preguntándonos que deseábamos tomar, fresquito, “con la que estaba cayendo”. Al segundo trago de mi Murphy y cuando el sofocante calor huía de mi cuerpo, reparé en la cuidada ambientación del local, en el que sólo desentonaba una televisión, escaleras arriba, de lo que se intuía como el comedor del mesón. Televisión a la que por otra parte ninguno de los presentes prestábamos la más mínima atención. No hay comparación entre una buena charla con los amigos a mirar con la cara embobada una pantalla llena de imágenes y sonidos, ya digo, no admite comparación.
Estábamos tan cómodos los que ahora formábamos el nuevo grupo que ocupaba el centro de la barra que decidimos apretarnos una viandas de manera sería y ordenada en lo que sería el mesón, escaleras arriba. Sólo nos inquietaba la oscuridad y el silencio de la sala superior a esas horas. Preguntamos a Carmen sobre el asunto y la respuesta nos dejó consternados –Ya no abrimos el mesón, no hay comensales… la crisis.
Tomamos la segunda y última Murphy, marchamos a buscar un sitio para comer, lo encontramos pero, no recuerdo ni su nombre, era un restaurante sin característica reseñable alguna, como muchos o, como casi todos.
Seguro que dentro de un tiempo vuelvo por Daroca, nada me hará más feliz que poder almorzar en el Mesón de Carmen Mandiles.