Posicionamiento de Governance2014 respecto a las consecuencias de la crisis chipriota:
1º. En referencia a quiénes deben ser afectados por la quiebra de un banco, o a nivel macro como el caso Chipre, nunca se debieron de haber tocado los depósitos, porque esto de hecho ha espantado (fuga de capitales) a muchísimos inversores, además de producir un efecto de retirada de depósitos de los bancos en el resto de países periféricos.
2º Ya se han encargado las televisiones entrevistando en la calle a ciudadanos, que decían que no confiaban en los bancos y alguno ya había retirado el dinero. O sea, la confianza que es el fundamento más sagrado de un sistema financiero, empieza a resquebrajarse.
3º No se puede equiparar un banco a otra empresa de igual forma jurídica (Sociedad Anónima) porque cumple un fin social. Supongamos por caso que ING Direct quiebra (de hecho tuvo que ser rescatado por el gobierno holandés en 2009), entonces los que tienen que perder son los que asumieron riesgo: accionistas, inversores en diversos productos financieros, pero no depositantes en cuentas corrientes, cajas de ahorro y plazos fijos. Esta línea no se debe cruzar más.
4º Si bien existe una corriente mayoritaria de opiniones autorizadas que van en línea a que no hay que tocar los depósitos, hay otros que están del lado de la tesis alemana de que debe repartirse la carga como ha ocurrido en Chipre, porque sino quiebra el Estado. Y esto se convierte entonces en una cuestión CAPITAL.
Desde Economistas Críticos no queremos que suceda lo del modelo japonés que lleva 20 años sumido en una depresión. Y cobra actualidad una vez más, cuando uno de los más grandes inversores a escala mundial, George Soros, afirmaba la semana pasada. que lo mismo que le pasa a Japón, le sucederá a la UE por culpa de la austeridad. Una muerte lenta de la cual, como en el caso japonés, después será muy difícil salir.
5º A nivel local, en el caso Bankia también Alemania presionó para que los tenedores de preferentes que habían sido simples ahorradores (aunque los alemanes saben que les engañaron y estafaron) se les quitara entre el 31 y el 62% dependiendo de a qué Caja correspondían.
Pero hay que tener en cuenta que las acciones preferentes están de las primeras en el orden de prelación (que tiene en cuenta el riesgo bancario asumido de acreedores e inversores), con lo que al abogar Economistas Críticos por este criterio, lo que estaríamos diciendo es que estos ahorradores sufriesen las quitas correspondientes salvo que se demostrase que no tenían conocimientos suficientes, que les habían engañado, etc. En esa casuística no deberían perder ni un euro de su inversión.
¿Qué es justo?
Nos parece justo que antes que el Estado español asuma una deuda que se ponga en el 120 o 130% del PIB, debe repartirse la carga, porque en definitiva hay también un 30% de personas (del total de la población española) que están en el umbral de la pobreza o cerca, algunos reciben los 400€ del paro, no tienen dinero en los bancos, (están fuera del circuito financiero) y es injusto que les suban el IVA, soporten el impuesto inflacionario, más la propia situación personal que están sufriendo por una devaluación interna muy fuerte, lo que entonces no hay más remedio que repartir la carga. Todo menos los depósitos.
Sobre éstos sólo en el caso de que no hubiera suficiente con el dinero de accionistas, de los inversores con cuotas participativas, de los inversores con participaciones preferentes (TIER I), de los acreedores con deuda subordinada perpetua (Upper Tier II), de los acreedores con deuda subordinada con vencimiento y opción call (Lower Tier II), de los inversores con cédulas hipotecarias y de los acreedores con pagarés y bonos senior, entonces y sólo entonces, no habría más remedio que tocar a los depositantes (antes de que lo tuviera que sufragar el Estado, es decir TODOS, incluidos los que menos tienen y los que apenas interactúan con los bancos). Eso supondría, en la práctica, la inviolabilidad de los derechos de los depositantes en casi todas las casuísticas.
Existe quien opina que si se incluyen en las reestructuraciones los pagarés y bonos con preferencia de cobro, puede suceder que los bancos sufran una ausencia de financiación en los sucesivos vencimientos de deuda (al no renovarse las facilidades) y que ello pudiera en última instancia perjudicar a los depositantes y la seguridad de sus ahorros. Y podría en el extremo ser cierto. Ahora bien, cabe decir primero que creemos que los bonos con preferencia de cobro deberían ser los penúltimos en ser afectados (antes de los depósitos y cuentas corrientes), con lo que no necesariamente tendría porque afectarles a sus acreedores esta medida. Y segundo, que estas caóticas consecuencias para los depositantes (solvencia final de las entidades) es difícil que concurran, puesto que para ello debería suceder que no hubiera dinero suficiente con los acreedores anteriores, que debería pasar tiempo considerable como para que el problema fuese relevante, y por ello quizás antes se podrían instrumentar otras medidas por parte del BCE para poder calmar y volver a la normalidad a los mercados.
En todo caso, lo que debería quedar claro es que en este proceso de reestructuración bancaria debería ser sagrado, además de los depósitos, el mantenimiento de la solvencia y credibilidad tanto de las instituciones públicas nacionales (el famoso “Hacienda somos todos”, incluye a los más desfavorecidos) como de las principales instituciones de la UEM, sobretodo el BCE (al final también estamos todos).
Por ello, creemos que sería preciso exonerar de responsabilidad (y quita) a los diversos acreedores públicos europeos, instituciones y organismos supranacionales, entre ellos y sobretodo el BCE.
6º Cabe en este punto, hacer referencia a la posición del Nobel de Economía, Paul Krugman, que explicaba el por qué se había llegado a la situación de crisis actual, que deja muy claramente expuesto que fue la falta de supervisión y control y una circulación y movilidad de los capitales de manera exagerada, netamente especulativa, con el agravante que en el país en el cual se “inunda” de inversores extranjeros, antes o después tiene una burbuja inmobiliara o financiera (caso de Latinoamérica y Asia que fueron crisis anteriores a la de 2008-2009 y que se prolonga hasta la actualidad) y se produce una inmediata recesión por salida de capitales, caída del consumo, etc.
7º El sistema financiero es la “sangre” o la correa de transmisión de la economía, pero la base de sustentación de un país es la auténtica industria, la economía real, que requiere del instrumento financiero porque en la economía capitalista así funciona el sistema.
Ha sido justamente desde que se saltaron todos los controles y la supervisión, cuando el sistema capitalista empezó a fallar, no por los fundamentos que la sustentan, como algunos se atrevieron a decir –lo cual no compartimos- de que había que refundar el capitalismo, sino porque de alguna manera “murió de éxito” por haber llegado a una circulación libre absolutamente exagerada (como dice Krugman) y que nos ha traído hasta aquí.
8º Hemos aconsejado ya hace varios meses, que debería celebrarse un nuevo Bretton Woods ya que había que acordar quitas y un nuevo orden financiero internacional, porque el volumen de pasivos no tiene sustentación en los activos reales, ambos a nivel global. Por tanto, si bien el G20 apuntó en este sentido desde el inicio de la crisis, nunca se llegó a esta situación, sino que se prefirió adherirse a la tesis alemana de ir reordenando primero los países y sistemas financieros con problemas antes de que se proceda a una Unión Bancaria y supervisión única.
También es evidente que mientras Alemania está demorando la Unión Bancaria -es más, nadie habla ya de ello- entre la austeridad por un lado y la elección del modelo chipriota como colofón final de la crisis de la Eurozona, lo único que se ha logrado es que se afecte su seguridad jurídica y económica (en este último caso por la fuga de capitales).
IMPORTANTE:
a) En cuanto a la “seguridad económica”: nadie va a invertir en Europa si no hay una cierta seguridad de que su dinero va a producir retornos comparables a otras partes del mundo. Por ello, se debería abogar por políticas de crecimiento de la economía real.
b) La falta de seguridad jurídica tiene consecuencias directas en los inversores, porque ¿quién querrá invertir si cree que le van a cambiar las reglas de juego en el período de inversión? En este sentido, se deben instrumentar reglas claras, consensuadas y firmes que den seguridad jurídica permanente a los inversores.