Internet, y más concretamente las redes sociales y los blogs, están revolucionando el mundo de la empresa ya desde hace algunos años. Su irrupción ha supuesto una revolución tecnológica a la que las empresas y profesionales deben adaptarse, con una mentalidad 3.0 que favorezca la creación de empleo.

La aceleración del tiempo histórico

Cuando Alvin Toffler se refería en “Power schift” (Cambio de Poder) a que la aceleración que se produce en los cambios es importante, pero aún lo es más la profundidad de los mismos, la velocidad a la que fluye la información en la red ha minimizado no sólo los tiempos de la economía (cada vez va más rápida) sino también la brecha entre “grandes y pequeños” negocios. En estos momentos, a través de la red, una pequeña empresa o start-up puede competir contra gigantes del sector gracias a su tamaño (pequeño), que supone una mayor velocidad de respuesta, y a herramientas que le permiten obtener una visibilidad que antes, sin recursos económicos, era difícil de conseguir.

Además, estas estructuras más flexibles de las organizaciones, facilitan tomas de decisiones más rápidas adaptadas a esas circunstancias también aceleradamente cambiantes. Y lo más importante: toda esta “REVOLUCIÓN” nos lleva a que aflore una inteligencia colectiva cada vez más informada y preparada, lo que está predeterminando “mentalidades 3.0” cuyos mecanismos de análisis, planificación e implementación de las acciones, no tiene nada que ver con las de hace diez años atrás.

Los beneficios para el talento

Lo mismo pasa con los profesionales: detectar el talento nunca ha sido tan sencillo para los departamentos de Recursos Humanos. Y los profesionales nunca han tenido un espacio igual (blogs, redes sociales, páginas web…) para comunicar su marca personal y demostrar su talento. Cada vez más profesionales se están dando cuenta del potencial que esto tiene y lo utilizan para diferenciarse y competir mucho mejor en el mercado de trabajo. Aún así, sigue habiendo profesionales en búsqueda de nuevas oportunidades laborales que no aprovechan las herramientas que ofrece la red y, lo que es peor, empresas que tampoco lo hacen para encontrar el mejor talento, el que puede marcar la diferencia en su negocio.

Nueva filosofía desde la dirección de RRHH

Aún hay departamentos de Recursos Humanos que no utilizan la tecnología (las redes sociales, blogs y demás herramientas) para descubrir nuevos talentos que puedan aportar nuevos conocimientos e ideas claves para la sostenibilidad de la empresa.

Al contrario, se sigue prohibiendo el uso de gadgets y redes sociales en las empresas, “capando” el uso de Internet en el puesto de trabajo para sólo utilizarlo en labores corporativas, o utilizando el típico anuncio en portales o periódicos para captar talento, cuando no debería esperar a que llegara el candidato si no ir en su busca, incluyendo metodologías que permitan a los profesionales de Recursos Humanos buscar talento y establecer relaciones a través de los social media que permitan “captarlo” cuando la empresa lo necesite.

Nueva filosofía para crear marca personal

De igual forma, también son los profesionales los que deben gestionar su marca personal y ser visibles en la red para ser detectados por las empresas cuando éstas requieran de su talento. Pero no basta con eso: hay que llamar la atención, buscando cuál es la empresa que mejor encaja con tus objetivos y tu forma de trabajar y haciendo ver el valor diferencial que puedes aportar al negocio.

Una idea aún más vanguardista queda reflejada en el último Informe Gallup (“The state of the global workplace”), donde se señala que la marca personal se convierte muchas veces en la marca de empresa o, al menos, un híbrido. De tal modo que los empleados transportan la imagen empresarial, cual embajadores de la misma. Por desgracia, las empresas aún no han entendido las ventajas competitivas que esto supone y siguen perdiendo año a año muchas oportunidades de negocio.

Mentalidad 3.0 como comunicación tridimensional

La clave, tanto para profesionales como para empresas, no está ya en la búsqueda pasiva de empleo o talento, dejando currículos o poniendo ofertas. ¡NO! Está en ser parte activa del proceso y buscar, detectar y demostrar que la relación trabajador-empresa va a ser rentable, que el talento encaja en la organización y que la empresa encaja con el profesional para generar valor a ambos. Hasta aquí se tiene un canal activo de comunicación bidireccional.

Pero no es suficiente ante esa innovación tecnológica constante y la aceleración del tiempo histórico referido. Es decir, además de que el trabajador busque su empleo y vaya a por él y que la empresa busque a su candidato y lo convenza para formar parte de su equipo, la nueva mentalidad 3.0 facilita crear esta sinergia entre empleados (actuales y potenciales) y organizaciones, un escenario diferente, de tipo tridimensional, que abarca el punto de encuentro de oferta y demanda pero, además, la mejora de relaciones con todas las partes que intervienen en un proceso diario de actividad económica: millones de acciones de personas, empresas, proveedores, terceros, administración, etc.

De esta forma, las relaciones seguramente van a ser más provechosas y duraderas, porque no se trabaja en un punto del tiempo (demanda-oferta de un día en cuanto a personal, por ejemplo, analistas de sistemas), sino en una tendencia, porque el aprovechamiento de todas las acciones interrelacionadas desde esta gran nube tecnológica, hace que ese escenario descrito evite situaciones de desánimo, desesperanza y fracasos, ya que se verá con claridad cuáles son las tendencias, hacia dónde deben dirigirse las ofertas y cómo están respondiendo las demandas.

Internet y las redes sociales no sólo están cambiando el mundo del marketing o de las finanzas, también están siendo claves en el mercado laboral y en las relaciones empresa-trabajador. Por tanto, tanto a los departamentos de Recursos Humanos como a los profesionales les toca adaptarse a los cambios que ello supone, utilizando la tecnología para que el mercado del talento funcione de manera más eficiente y lograr generar valor tanto para el negocio como para la carrera profesional de cada individuo. Instamos a organizaciones, jefes de equipo y líderes empresariales, a que faciliten esta comunicación tridimensional entre todas las partes, porque todas y todos juntos configuramos una sociedad abierta, moderna y tecnológica. La cuestión es si la tecnología está al servicio del hombre y no en sentido inverso.

La clase política, generalmente miope frente a los cambios producidos por la innovación tecnológica, debe hacer un esfuerzo por interpretar dicha aceleración y profundidad del cambio, para que puedan regularse como es debido los nuevos tipos de relaciones laborales entre personas y organizaciones, no con “medicinas” del siglo XX, sino con las herramientas de 2014 que nos introducen en un mundo de interrelaciones absolutamente desconocidas hasta hace no más de tres o cuatro años. De la manera en cómo se dé respuesta desde los gobiernos, se tendrán sociedades de primera categoría adaptadas a los nuevos escenarios y con mentalidad 3.0 o nos mantendremos en esquemas mentales del pasado que favorecerán también los conflictos de un futuro cercano.

Porque como muy bien señalara Alvin Toffler ya hace cuarenta años en “La tercera ola”, adaptando su pensamiento sociológico al presente, cuando existen desequilibrios entre desarrollo social y económico frente al desarrollo e innovación tecnológica, se crean escenarios de conflictos permanentes hasta que no se corrige dicha situación. Y en ello mucho tienen que ver las decisiones de los gobiernos.

Creemos empleo cambiando mentalidades y filosofía de trabajo. Así lo expresan Salas, Adán y Alonso en su libro “Mejora y gana”, en el que señalan que el el fenómeno 2.0 es el aliado actual de la comunicación y la expansión de una marca. Recogen la idea del Manifiesto Cluetrain, que dice que Internet es distinto a los medios de comunicación convencionales, ya que permite a las personas tener conversaciones de humano a humano y tiene el potencial de transformar las prácticas tradicionales de negocios radicalmente.

Como se puede ver, esta revolución tecnológica supone una revolución psicológica, cuyos efectos no sabremos apreciar hasta pasadas unas décadas. No aprovechar la circunstancia supondrá dejar pasar oportunidades, y ello es aplicable tanto a los seres humanos individualizadamente como agrupados. Especialmente grave será esta pérdida de oportunidad en el caso de las empresas de negocios, puesto que uno de los grandes movimientos revolucionarios del paso del 1.0 al 2.0 es el marketing.

AUTORES

Rubén Martín es Online Marketing Manager, gestionando la comunicación online (blogs y redes sociales) de diferentes profesionales, marcas y empresas. Es responsable de marketing y negocio en LechazoCharro.es, profesor de Personal Branding y tiene un MBA por la EEN. 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí