Cuando desde Unión Profesional me propusieron realizar este post para su blog, mi primer pensamiento fue intentar desligar mi vida virtual de la física, algo que considero harto difícil en un mundo conectado donde el flujo de información es constante y toda una pléyade de infernales dispositivos electrónicos e informáticos te absorben el tiempo y la cabeza como un agujero negro. Las relaciones 2.0 se mezclan con las 1.0 en un ir y venir que puede ser caótico. En ese pensamiento, en el del caos en el que me encontraba hace un par de años, surgieron las tres herramientas que, si bien no me solucionaron totalmente la vida virtual si me hicieron más productivo en las versiones 1 y 2.0. Como dijo Jack el Destripador, vamos por partes:
Parte 1 | Evernote
Por una serie de circunstancias y gracias a la crisis que nos aprieta y no suelta, llegué hace unos años a un punto de saturación de tareas por realizar, información que gestionar y temas que implementar que me cortocircuitaron -llámalo estrés-. Ahí apareció Evernote para ayudarme en el empeño de aumentar mi productividad personal, salir del estrés y llegar, en lo posible, a gestionar adecuadamente la información, realizar mis tareas e implementar nuevos proyectos o desarrollos. Todo bajo el paraguas del método GTD y liberando mi mesa de papeles, algo que no soporto desde mis primeros trabajos como amanuense en una oficina de patentes y marcas –¡Wow, ya han pasado treinta años!-.
>> Sobre el método GTD: Hazte con el libro de José Miguel Bolívar “Productividad Personal”. También está su página, siempre fuente de inspiración.
Parte 2 | HootSuite
“Uno para dominarlas a todas”, a todas las redes sociales, claro. ¿Quién no está ahora a nivel personal en dos o tres redes sociales? Bueno, venga, va, todos conocemos un orco de esos que te pregunta por el número de fax o te envía un SMS. HootSuite no es para ellos. HootSuite te permite gestionar con un simple golpe de vista, -o varios dependiendo de tu trabajo- qué está sucediendo en las redes sociales en las que tienes presencia o de las que eres responsable.
Parte 3 | WordPress
Creo que fue en el año 95 o 96 del siglo pasado cuando implementé mi primera web. Autodidacta de la programación, no me costó mucho esfuerzo encajar el primitivo HTML y, desde ahí, y en años sucesivos, mezclarlo con códigos y utilidades más elaboradas que permitían dar algo de diseño a las vetustas páginas web de aquel momento. Año tras año, la capacidad de Internet para enviar y recibir información se ampliaba (en unos días dispondré de 300 megas vía fibra) y los lenguajes y herramientas para crear páginas web se hacían más sencillos. Una de esas herramientas es WordPress. WordPress en sus orígenes servía como herramienta para la creación de blogs y hoy, te permite crear una página web en unos minutos, si añades un mínimo de habilidad y varios plugins (los hay por miles y te permiten hacer casi cualquier cosa) no tendrás nada que envidiar a páginas web de empresas del IBEX 35, que ya les vale a alguna de ellas.
Un libro indispensable, este en formato papel: “WordPress 4.0 | La tela de la araña”.
Las tres herramientas tienen su versión gratuita y, claro, si quieres mejorar las prestaciones, su versión de pago. En el caso de WordPress, temas o plugin los hay por miles libres, pero también tienes otros de pago.
Finalizo este post cerrando mi tableta, en el metro madrileño, miro a los paisanos que se afanan con sus teléfonos “inteligentes”, tablet y cacharros varios sobre los que se desparraman un sinfín de herramientas que nos ayudan a gestionar nuestra vida 2.0 pero, viendo como humillan la testuz para mirar las incomodas pantallitas o teclear frenéticamente sobre las mismas, no me cabe la menor duda de que nuestra vida virtual cada día es más exigente con nuestra vida física. Me dejaré llevar por la corriente, me acaba de entrar una llamada por WhatsApp.