Estremece la cifra sólo con mirarla. El pasado año se llevó más de 724.000 empleos. Un crecimiento del desempleo del 23%. Corría 2008 cuando el paro en España alcanzó la escandalosa cifra de 3.000.000 y le dediqué un post al asunto; en aquellos momentos estaba claro que el paro seguiría escalando y no lo dejó de hacer hasta los primeros meses de 2013, cuando se superaron los 5.000.000 de personas desempleadas. Un drama, dado que tras las cifras hay personas.
El paro subió un 23%, unas 725.000 personas
755.000 PERSONAS EN ERTE
No solo los datos del paro son estremecedores, hay que sumar las personas que se encuentran en un expediente de regulación temporal del empleo (ERTE), más de 755.000. Entre abril y noviembre, la factura de los ERTE alcanzó los 14.173 millones de euros. Un total de 8.078.758 personas percibieron prestaciones por desempleo en algún momento de 2020, situándose el máximo mensual en mayo, con casi 6 millones de beneficiarios de alguna prestación del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
Desgraciadamente, las cifras anteriores tampoco computan en la pérdida de los 349.342 autónomos que actualmente están cobrando la prestación por cese de actividad porque tienen sus negocio cerrado, o con una caída sustancial de sus ingresos respecto al año pasado.
La afiliación a la Seguridad Social tiene una caída de 360.105 afiliados. La pérdida de afiliados medios en 2020 pone fin a seis años de incrementos anuales consecutivos. No se registraba un descenso de la afiliación desde 2013 (-85.041 cotizantes), aunque hay que remontarse a 2012 para encontrar un descenso mayor que el sufrido en el año del COVID19.
Lo esencial, con todo, no son los números, sino la realidad que hay debajo, mucho más compleja y terrible que cualquier serie de cifras, se trata de personas. Quizá tiene razón el Foro Económico Mundial (FEM) y vamos a un gran reinicio -léase nueva normalidad-, desconocido y medianamente vislumbrado por algunas mentes en el FEM. Habrá que prepararse, el COVID19 ha pisado el acelerador del cambio, veremos si éste -el cambio- favorece el empleo para las personas, o no.
Afortunadamente, en España contamos con los más avezados políticos del planeta, ¡qué digo!, de la galaxia entera. A buen seguro y gracias a los «dineros de la UE» -y llevando la deuda a límites estratosféricos– darán con las palanca apropiada para mover este cambio geométrico, euclidiano, cartesiano y equilibrista de esta impalpable cuerda floja en la que nos movemos, para «no dejar a nadie atrás» y que todos salgamos reforzados. Ciertamente, 2021 se presenta no apto para cardiacos.