Poca es la privacidad que nos queda en estos tiempos frente a tecnologías cada día más eficaces para etiquetarnos, adocenarnos, empaquetarnos y hacer con nosotros el correspondiente perfil, ya sea para vendernos algo, apuntalar o cambiar nuestra opinión sobre cualquier tema, sancionarnos, etc. En estas, aparece un grupo de catedráticos, profesores e investigadores que han dirigido una carta abierta al Gobierno de España solicitando crear una comisión de investigación que solicita esperar a la hora de utilizar los sistemas de reconocimiento facial.
Hay países aventajados en este asunto, como China, que ya en 2017 daba muestras de por donde va su Sistema de Crédito Social.
Y otros como EEUU que ya nos espían, por nuestro bien, claro.
«La preocupación que motiva esta carta tiene que ver con los potenciales efectos perniciosos que estos sistemas pueden tener sobre el bienestar, los intereses y las necesidades y derechos fundamentales de la población española»
En definitiva, bienvenido sea este pequeño toque de atención que solicita intervenir antes de que estos sistemas continúen expandiéndose y se conviertan en estándares, «a pesar de la intromisión que suponen en la esfera privada de las personas sin su consentimiento».
En la carta se pone un interesante ejemplo, el caso de RENFE, que ha publicado (y luego retirado) una licitación para desarrollar un sistema de reconocimiento y análisis que, entre otras cosas, debía permitir identificar el género, la etnia o incluso el estado emocional de usuarias y usuarios. Asimismo, dicho sistema debía poder analizar las imágenes y alertar acerca de “peleas” o “actitudes antisociales”. Sistemas similares ya están disponibles para entornos educativos, laborales, sanitarios, de ocio y muchos otros, tanto públicos, como privados. Lamentablemente es como poner puertas al campo; tanto es así que hace pocas fechas en los autobuses de la ciudad de Madrid ya se probaba aquello de pagar «por la cara».
«Existe pues una variada gama de razones (tanto técnicas como éticas) que JUSTIFICAN la creación de una comisión para investigar la necesidad de una moratoria, que nosotros consideramos imprescindible y urgente»
En cualquier caso, no está de más leer la carta, y en la medida de las posibilidades de cada uno sumarse a ella.
Quizá no nos queda otra que resistir al orwelliano control al que estamos sometidos, lo que me recuerda aquella canción de mis años «mozos». Puede que se al momento de hacer algo tan políticamente incorrecto como dejar el smartphone en casa y salir a dar una vuelta sin él, así, como si tal cosa ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo parecido? Y no sigo, que me pierdo. Sean buenos, y cuídense que yo en cuidarme me ilustro cada día que pasa, que decía el sabio.