La terrible pandemia del COVID19 ha puesto de manifiesto las carencias de un sistema de salud claramente mejorable en la España de las autonomías, por varios y distintos motivos. Que el personal sanitario es digno de admiración por su esfuerzo, valentía y profesionalidad, no lo pongo en duda; ahora, he descubierto que la digitalización alcanzará al médico de familia en breve. Nadie puede predecir con certeza ese futuro, o como decía Mark Twain: «Es difícil hacer predicciones, sobre todo tratándose del futuro» pero me atreveré con ello dado que en la actualidad no se necesita un humano para diagnosticar un remedio ante la única presentación de unos síntomas. Vamos por partes que diría Jack el Destripador.
La digitalización alcanzará al médico de familia en breve
En esta pandemia he solicitado la ayuda del médico en dos ocasiones, de momento:
- El día de mi cumpleaños (9/06/2020). Tras meses con problemas de tos continuada que nunca había padecido resuelvo ir (llamar) al médico de familia del consultorio de mi localidad. Después de varios intentos contacto con el consultorio y comento mis síntomas (no sé si con un médico, auxiliar, enfermero o recepcionista), me da hora para asistir presencialmente el mismo día. La médica que me atiende tras comentarla mis síntomas decide hacerme una PCR (daría negativo) y sin acercarse a mí (más allá de lo necesario para la PCR) diagnostica una faringitis crónica. No pongo en duda lo de la faringitis crónica, pero con sinceridad, si a mis síntomas la médica aportara algún signo (pruebas de algún tipo) de lo que ve más allá de una furtiva mirada sobre una mascarilla y un panel de plástico, me habría quedado más tranquilo.
- Hoy (14/04/2021). Tras meses con problemas para respirar por la nariz en posición horizontal, dolor de espalda persistente (quizá debido a la conjunción Filomena-pala-espalda), mi pérdida persistente de olfato desde hace un año y una erupción en los tobillos, llamo a mi centro de salud. Tras varias llamadas sólo me da opción (por cierto, me atendió una máquina) a que el médico contacte conmigo telefónicamente, «10 días después». Efectivamente mi médica (creo) contacta conmigo el día indicado, y tras comentarle mis síntomas, decide que pase por la consulta «7 días después». Sobre mis problemas de respiración considera (desde detrás de su mesa) que se debe a una rinitis, me receta un aerosol durante 15 días y si no funciona, al especialista. Sobre el dolor de espalda, breve revisión de la misma con presión en distintos puntos y receta de estiramientos e ibuprofeno (Bálsamo de Fierabrás). Sobre la erupción en los tobillos, dado que ya me la traté yo hace una semana (llevaba 10 días con ello) y desapareció, pues a otra cosa. Sobre mi pérdida de olfato de hace un año, ya tú sabes, que me diría mi amigo dominicano.
Visto lo anterior me pregunto ¿se puede prescindir de los médicos de familia dado que fundamentalmente diagnostican en base a los síntomas que les explica una persona sin aporte alguno de búsqueda de signos que les ayuden en un diagnóstico (más allá de la exploración breve en mi espalda) adecuado? Crear una IA con información suficiente de los distintos diagnósticos en base a los síntomas que explique una persona es pan comido para un programador medianamente perspicaz. El uso del Big Data comienza a facilitar el procesamiento y análisis de enormes cantidades de información generada por los pacientes. La Seguridad Social (todos) ahorrará el coste en médicos de familia, y estos se dedicarían a trabajar en lugares donde buscar signos en enfermos y así, su saber hacer iría más allá del que es susceptible de digitalización inmediata y por tanto, todavía útil.
El Big Data junto a la IA transformarán la forma de diagnosticar en los próximos años
El Big Data junto a la IA transformarán la forma de diagnosticar en los próximos años, permitirán la personalización de tratamientos, ayudarán a identificar factores de riesgo, tratamientos preventivos y reducirán los costes de la Seguridad Social aumentando la productividad de los profesionales del sector salud. Abundando en lo anterior, si sumamos las posibilidades de dispositivos (bio-sensores) que podemos llevar cerca de nuestro cuerpo (de esto se nutre el Big Data) y que conocen nuestros hábitos, pulsaciones, tensión, etc. al médico de familia, tal y como lo conocemos hoy, le queda muy poco.
Abogados, recepcionistas, conductores, arquitectos, ingenieros, bróker, contables, … y médicos. La digitalización es imparable. Si tu saber hacer es susceptible de digitalización, más vale que pienses en cambiar de oficio. Si es que alguno queda.
Este vídeo del gran Juan Luis Guerra se lo dedico a la sanidad madrileña.
Madre mía, la pandemia ha acelerado todo. Como bien dices con el Big data se pueden clasificar muchas enfermedades solamente metiendo parámetros. Otra cosa la probabilidad de acierto y desacierto, y que ese tanto por cierto de desacierto no te toque a tí. La digitalización ha venido para quedarse y lo peor de todo es que habrá que inventar algo para trabajar porque esto mandará mucha gente al paro.
Efectivamente la digitalización es imparable, al igual que lo fue la informatización o la mecanización así llamadas las distintas olas en cada momento. Los procesos se cambian o reducen notablemente y las personas, en muchos casos, tratadas como un «recurso» mas, terminan por desaparecer. Eso sí, el proceso se gana en eficacia.
Un saludo.