Recientemente, se ha conocido la noticia de que Marruecos ha encontrado un gran yacimiento de petróleo cerca de las islas Canarias, con un volumen aproximado de 1.000 millones de barriles. Este hallazgo ha creado bastante controversia: por un lado, la explotación de este yacimiento pondría en riesgo el ecosistema marino, ya que la extracción de petróleo conlleva ciertos niveles de ruido, muy perjudiciales para mamíferos marinos, aparte de los graves daños que provocaría un derrame de petróleo, cuestiones sobre las que ya se había advertido anteriormente; por otra parte, se estima que con este volumen de petróleo se podría cubrir la demanda española durante dos años, lo que supondría una cierta autonomía energética, especialmente ahora, con las tensiones en los mercados de materias primas generados por la guerra de Ucrania.
Esta noticia, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, pone de relieve las contradicciones que existen sobre la explotación de materias primas: por un lado, se quieren evitar daños al ecosistema, y se quiere frenar el cambio climático, pero por otra, dado el modo de vida actual, no solo es necesario el petróleo, sino materiales, minerales o tierras raras, complicados de extraer (y muy contaminantes), pero esenciales no solo para las tablets y smartphones, sino para el funcionamiento de coches eléctricos, material médico, o para la producción industrial de componentes para energías renovables.
Si se quiere ahondar más sobre el uso de estos materiales, cómo se utilizan para facilitar la transición energética, y las vulnerabilidades que puede suponer su escasez o carestía, es recomendable leer el informe del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) sobre la importancia estratégica de los minerales «Minerales: una cuestión estratégica en el siglo XXI» (PDF libre 6,69 MB), el cual, entre otras muchas cuestiones, esclarece el papel estratégico de estos elementos en el panorama mundial.
Aunque no nos demos cuenta, interactuamos con los minerales cada vez que utilizamos nuestro teléfono móvil
En este documento, podemos encontrar un primer capítulo en el que se analizan los problemas que surgen en el escenario internacional vinculados a las materias primas esenciales para el desarrollo de la economía y la transición energética: se espera que, si se quieren cumplir los objetivos climáticos de las próximas décadas, la demanda de minerales como el litio o el cobalto se dispare, lo que generará tensiones políticas y territoriales, especialmente en los casos del Ártico y de los yacimientos submarinos.
Las tecnologías para obtener energías limpias son mucho más intensivas en minerales que las energías fósiles
(López Jimeno, Mataix González, 2022; pág 61 del estudio)
En el segundo capítulo, Las materias primas minerales y la transición energética, tras una pequeña introducción en la que se resaltan los hitos de las tres primeras revoluciones industriales y los recursos energéticos utilizados, se pone de relieve el hecho de que, en esta Cuarta Revolución Industrial en la que nos encontramos, la transición energética hacia fuentes renovables implicará un consumo de minerales que, se estima, puede incluso llegar a multiplicarse por seis: hay que tener en cuenta que las tecnologías para obtener energías limpias son mucho más intensivas en minerales que las energías fósiles (López Jimeno, Mataix González, 2022; pág 61 del estudio), lo que implica que la disponibilidad del suministro puede no estar garantizada; es interesante, por tanto, analizar su disponibilidad, asequibilidad y riesgos asociados no solo desde un punto de vista físico, sino también económico, pues no solo afectan las cuestiones físicas o geológicas a la extracción de los minerales, sino también los cambios en la oferta y demanda, y las tensiones en las cadenas de suministros.
En el tercero, por su parte, se analiza la evolución de los precios en función de la oferta y demanda de los últimos años, así como la seguridad de su suministro; aquí se estudian los mecanismos de formación de precios, así como los actores implicados y las estrategias que influyen a la hora de determinarlo, con ejemplos ilustrativos como la extracción de fosfatos en el Sahara Occidental, o las tensiones generadas por la venta de wolframio a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. El cuarto capítulo, Casos de estudio: el sentido estratégico en algunos minerales, se presenta como una continuación, y en el cual se explica por qué algunos minerales (en este caso, el oro y el coltán) tienen un sentido estratégico; también se estudia la reciente exploración de zonas poco convencionales de la Tierra para obtener recursos minerales, y las causas y consecuencias de dos conflictos desatados por los minerales, la Guerra del Salitre y el conflicto de la explotación aurífera Pascua-Lama.
Finalmente, en el quinto, se analiza en profundidad el contexto actual de la minería española, estudiando los proyectos actuales, el valor estratégico de este sector, y buscando algún posible modelo de desarrollo futuro.
Así, tras la lectura de este estudio, podemos formarnos una idea más precisa acerca de la importancia de estos minerales, que, aunque algunos nos puedan parecer tan desconocidos como el neodimio o el coltán, están tan presentes en nuestra vida diaria que, aunque no nos demos cuenta, interactuamos con ellos cada vez que utilizamos nuestro teléfono móvil.