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Evolución del IPC: camino al desastre

La semana pasada llegaba la noticia de un nuevo récord para la economía española: la inflación aumenta un 10,2%, su nivel más alto desde 1985. Para entender mejor qué ha pasado, vamos a ver qué es el IPC, cuáles son las medidas tomadas por el gobierno para rebajarlo, y por qué han fracasado.

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La semana pasada llegaba la noticia de un nuevo récord para la economía española: la inflación aumenta un 10,2%, su nivel más alto desde 1985 (cuando alcanzó un máximo del 9%). A pesar de las medidas tomadas en estos últimos meses, el IPC continúa en ascenso, y sin apariencia de descender. En ocasiones, puede parecer que la inflación o el IPC son conceptos económicos abstractos, sin saber muy bien qué son o cómo nos afectan, pero en este caso, es vital entender en qué consisten, ya que nos afectan diariamente: para entender mejor qué ha pasado, vamos a ver qué es el IPC, cuáles son las medidas tomadas por el gobierno para rebajarlo, y por qué han fracasado.

Evolución del IPC

El IPC, o índice de precios al consumo, es un indicador mensual que mide la evolución de los precios de aquellos productos más consumidos por los españoles (en lo que se denomina “cesta de la compra”), por lo que es un excelente indicador del nivel de inflación del país: recordamos que la inflación es el aumento generalizado de los precios.

Para su cálculo, se seleccionan los productos que más se compran, que posteriormente se aúnan en 12 grupos para obtener el IPC general; cada uno de ellos tiene un peso diferente en la construcción del IPC: por ejemplo, en el año 2022, aquellos productos que más ponderan son los correspondientes a los subgrupos Alimentos y Bebidas no alcohólicas (22,6%), Vivienda (14,2%), Transporte (13,0%), u Hoteles, cafés y restaurantes (13,0%). La ponderación dependerá del nivel de consumo de dichos productos.

SI observamos la evolución del IPC mensual desde 2019, podemos ver tres cosas:

  • Entre enero de 2019, y hasta aproximadamente febrero de 2021, y pese a que se observan variaciones cíclicas del IPC, su tendencia se mantiene casi constante, además, los cierres provocados por la pandemia contribuyeron a moderar el IPC, especialmente en el primer semestre de 2020.

A partir de marzo de 2021, comienzan a subir los precios

  • A partir de marzo de 2021, comienzan a subir los precios: los desajustes entre oferta y demanda después de la reapertura tras los confinamientos contribuyeron a aumentar el precio de la energía, lo cual afectó a todos los productos. En este cuadro (obtenido de Fotocasalife) podemos observar que es a partir de este mes cuando se encarece súbitamente la factura eléctrica. Aunque esta tabla se refiere a los precios medios pagados por los particulares, nos da una idea del aumento de costes (que evidentemente, se trasladan al consumidor) dado por la subida de precios energéticos: esta es la causa de que la inflación empiece a aumentar.
Mes 2021Coste medio de la factura €/mesCambio interanual %
Enero60,17+50,05
Febrero28,49-20,57
Marzo45,45+63,84
Abril65,02+268,39
Mayo67,12+215,86
Junio83,30+172,04
Julio92,20+166,80
Agosto105,94+192,65
Septiembre156,14+272,12
Octubre199,90+446,77
Noviembre193,43+361,21
Diciembre239,16+469,84
Fuente: Fotocasalife
  • A partir de febrero de 2022, y con el comienzo de la guerra, la subida de precios se acelera.

La tendencia ascendente del IPC viene dada no solo por la reapertura económica y el aumento de demanda causado por el final de los confinamientos, sino que también se han cortado las cadenas de suministro, e incluso han escaseado los contenedores de transporte,  lo que se traduce en el aumento de la inflación desde marzo de 2021: como podemos observar, el aumento generalizado de los precios había comenzado casi un año antes del comienzo de la guerra: esta ha contribuido a que los precios de todos los componentes del IPC aumenten, especialmente aquellos relacionados con la alimentación y la energía; sin embargo, hay que destacar algo muy importante: la guerra no ha sido la causa directa del aumento de la inflación; ya se venía de una situación en la cual los precios estaban subiendo constantemente: aunque ahora se esté utilizando la guerra como excusa por la mala situación económica actual, es muy importante recordar que ya se venía de un periodo en el cual la inflación estaba desbocada.

La guerra de Ucrania no ha sido la causa directa del aumento de la inflación

Para limitar sus efectos, en el caso de la Unión Europea, no solo se han planteado subidas del tipo de interés (lo cual no garantiza que se modere la inflación, pero sí reduce la creación de empleo y perjudica a quienes tengan hipoteca), sino que ha permitido que los países miembros tomen medidas para mitigar sus efectos, como por ejemplo, bajadas de impuestos a los carburantes y productos básicos, como han hecho Italia, Irlanda o Polonia; en España, por su parte, las principales medidas han consistido en una bonificación de 20 céntimos por litro de combustible, el tope del gas, y una reducción del IVA de la factura eléctrica: estas medidas, ¿han ayudado a paliar la subida de precios?

Medidas tomadas para limitar la inflación: ¿han tenido éxito?

Como ya se ha dicho, las tres principales medidas que ha tomado el gobierno para intentar reducir este aumento de la inflación han consistido en rebajas del IVA eléctrico, tope al precio del gas, y bonificación para el combustible; ahora veremos en qué consisten, y si han ayudado (o no) a limitar la subida de precios:

  • Rebaja del IVA en la factura de la luz: en junio de 2021, en vista de los elevados precios energéticos (como se puede ver en la tabla de arriba), se pactó una rebaja del IVA de la luz, que pasó de un 21% a un 10%, al mismo tiempo que se suspendía el impuesto del 7% a la generación eléctrica. Esta medida era temporal (aunque se ha prorrogado), y afectaba a quienes tienen contratada una potencia menor a 10 kilowatios, es decir, aunque fuera beneficioso para los consumidores, las empresas y gran parte de los autónomos, cuyos negocios suponen un consumo mayor a 10KW, continuaron pagando un IVA al 21% : evidentemente, si aumentan los costes energéticos de las empresas, este coste se traslada al precio, con lo que estos aumentan.

Si aumentan los costes energéticos de las empresas, este coste se traslada al precio

Actualmente se baraja la opción de rebajarlo al 5%, aunque, en apariencia, esta rebaja tampoco supondrá un gran ahorro. Podría decirse que esta medida no ha contribuido a limitar el aumento del IPC, puesto que, si los costes de la energía aumentan, y las empresas no pueden reducir estos costes, se trasladan al consumidor, contribuyendo a que la inflación continúe en ascenso.

  • Tope del gas: el gas es una materia prima esencial para la producción de electricidad en las centrales térmicas, por lo que esta medida temporal consiste en poner un límite (tope) a los precios del gas, con el objetivo de desacoplar su precio (actualmente muy elevado) del precio final de la electricidad, lo cual contribuiría a reducir los costes y la inflación. A priori parece una buena medida para reducir costes y mitigar la inflación, pero hay que destacar que las centrales térmicas continúan comprando gas en los mercados internacionales, y para compensarlas, el coste se traslada a los consumidores; además, cuando entró en vigor en junio, coincidió con una ola de calor muy temprana, por lo que la elevada demanda contribuyó a aumentar las compensaciones a pagar a las eléctricas, disminuyendo el efecto de esta medida.
  • Bonificación de 20 céntimos al combustible: si ya se venía de una situación en la que la energía y los combustibles cada vez costaban más, con el comienzo de la guerra su precio se ha disparado. Esto llevó al peor paro de transportes desde 2008, a causa del que se decidió bonificar a los transportistas con 20 céntimos por cada litro de combustible (15 céntimos los aporta el Estado, y 5 las petroleras), medida que finalmente se extendió a todos los conductores, beneficiando tanto a transportistas como a particulares al permitir un ahorro de hasta 10 euros por depósito. Sin embargo, no solo hay que tener en cuenta que inicialmente se exigió a las gasolineras adelantar los 20 céntimos, que aún no habían sido aportados por el Estado, y causando el cierre a muchas de ellas, sino que, al ser el combustible un producto con una demanda poco sensible a las variaciones de precio, los productores se apropian de una parte del subsidio, con lo que la medida no ha sido del todo eficaz: de hecho, los precios medios de la gasolina y el diésel han aumentado de media unos 5 céntimos por litro a pesar de esta bonificación.

Como podemos ver, la aplicación de estas medidas anticrisis no han reducido, y ni siquiera limitado la inflación, que, como hemos visto al principio, ha marcado un récord histórico del 10,2%, y aunque el entorno económico cada vez es más incierto e imprevisible, en vista de la situación política y económica actual, no parece que la subida de precios vaya a moderarse en el corto plazo; esperemos que la inflación no alcance un nivel tal que haga que el dinero valga menos que el papel en el que está impreso, como ya ocurrió hace cerca de 100 años en Alemania (ver vídeo): aunque pueda parecer graciosa la imagen de unos niños jugando con fajos de billetes, o muy lejanos los tiempos en los que se cargaba el salario en una carretilla, lo que cada vez es más evidente el empobrecimiento generalizado hacia el que nos dirigimos, tal y como les ocurrió a los alemanes en los años 20.

cada vez es más evidente el empobrecimiento generalizado hacia el que nos dirigimos


Image by Steve Buissinne from Pixabay 


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