«Hay otros mundos, pero están en este», la célebre frase del poeta francés Paul Éluard acuñada en la pasada centuria encaja a la perfección con ese nuevo lugar, ese sitio fronterizo entre lo real y lo irreal que algunos ya imaginan y que otros andan construyendo. Un lugar más cercano a nosotros que nuestras manos y pies, pero al que solo accederemos con la tecnología adecuada y solo será posible con esa tecnología.
Para el anecdotario, a finales del siglo pasado, o inicios de este, ya me divertía con «mundos» virtuales creados en 3D, lamentablemente no existía la tecnología precisa para que aquello funcionara de forma adecuada, y la conexión te permitiera moverte en el entorno virtual de un cráter que por sus aledaños te daba acceso a visualizar -en formado 2D- los distintos apartados de la revista Tierra y Tecnología. Muy gratificantes mis escarceos con programas como Bryce o 3D Studio y el VRML (Virtual Reality Modeling Languaje), un lenguaje utilizado para la descripción de mundos tridimensionales en Internet. Archivos que se cargaban desde la Red, se sumaban a la creciente potencia de los equipos informáticos del momento para abrir ventanas a la tercera dimensión, donde los usuarios contaban con libertad (si tenían el ancho de banda suficiente, que es que no) para explorar escenarios virtuales, examinar e interactuar con objetos, etc. Aquello se parecía a una inmersión total lo que un huevo a una castaña.
¿Qué es el Metaverso?
El metaverso se vislumbra como una realidad alternativa, virtual e inmersiva. Un lugar en el que dejaremos de ser para convertirnos en lo que nos gustaría ser, utilizaremos dispositivos persona-máquina que conviertan la experiencia en prácticamente real (gafas, guantes, pulseras, olores…). Un «mundo» por el que ya han apostado empresas tan relevantes como Facebook -ahora Meta, por aquello del metaverso-, Microsoft, Epic, Alphabet, Apple… son solo algunas de las marcas que aspiran a tener un papel relevante en la carrera por el metaverso; o quizá deberíamos decir por los metaversos porque, querido lector, pueden existir diferentes realidades alternativas, y estas no estar conectadas entre sí.
El metaverso se vislumbra como una realidad alternativa, virtual e inmersiva
Los atributos básicos del Metaverso:
- El metaverso no dejará de funcionar cuando tú sales de él, siempre está en funcionamiento.
- No existirá límite alguno para el número de usuarios simultáneos.
- Será sincrónico, existirá de manera constante para todos.
- Personas y entidades podrán crear, poseer, invertir, vender… en una economía en pleno funcionamiento
- Será una prolongación de nuestro mundo. Pasaremos de la versión real 1.0 a la 3.0.
- Debe ser un mundo descentralizado, un lugar en el nadie pueda ser el «gran hermano» (sobre el asunto de privacidad muy recomendable el post «Metaverso y privacidad«).
- Debe ser capaz de permitirnos saltar en los distintos mundos creados por cada uno de los actores que hoy están en la carrera por construir su propio metaverso.
¿Cómo funciona?
En primer lugar, precisa de una infraestructura tecnología avanzada que en la actualidad se encuentra en desarrollo. Hay que crear el -llamémoslo- entorno virtual. Un entorno virtual que puede estar formado por galaxias enteras de mundos por poblar, por ejemplo (y ojo, no es un metaverso), el juego No Man´s Sky. Fíjese, querido lector, que hablo de mundos por poblar dado que ese es otro de los desafíos: la capacidad de computación necesaria para cuando los distintos entornos virtuales estén poblados y los metaversianos «vivan» sus experiencias multitudinarias en tiempo real. El primer caso sería el concierto de Marshmello de 2019 en Fortnite. Y en la actualidad, MTV crea una categoría para premiar los mejores conciertos del metaverso; Ariana grande y BTS entre los nominados. Sin duda el metaverso camina con paso firme y en breve pasará de ser el futuro a ser el ya. ¿Cómo te quedas, cariño? que diría un buen amigo.
Para acceder a ese entorno virtual precisamos de un interface persona-máquina que consiga que la experiencia sea totalmente inmersiva, vamos, que tengamos la sensación de estar ahí. Desgraciadamente, hoy no tenemos dispositivos de realidad virtual que realmente nos hagan movernos como si estuviéramos dentro de ese universo de forma realista; faltan años de desarrollo y economías de escala que abaraten los precios del o los dispositivos, que hagan posible un precio razonable para que los mundos creados se pueblen: sin metaversianos, no hay Metaverso.
¿Para qué sirve?
Aquí habría que preguntarse por qué muchas empresas están invirtiendo en esto. La respuesta no es otra que el beneficio económico que puedan obtener. Las empresas o particulares podrán comprar y vender distintos productos y servicios: tu avatar, la ropa del mismo, el vehículo mediante el que te desplaces, impartir un Master sobre el metaverso -sí, ya hay master y cursos sobre el tema-, entradas a un concierto, publicidad de tu marca en ese concierto o tu tienda en la mejor calle de la mejor ciudad del metaverso, y eso, son solo unos pocos ejemplos; en definitiva, podrás llevar a cabo cualquier actividad que harías en el mundo real y cualquier otra que se te pase por la imaginación… y el constructor del «mundo» permita. Te recuerdo que todo esto tendrá un dueño y él pondrá las normas que considere oportunas, a lo que habrá que sumar la legislación que se cree en los distintos países para controlar los derechos fundamentales «virtuales» en esta nueva frontera, todo un desafío ¿Estamos legal, institucional, social y eticamente preparados para este cambio?
Las empresas o particulares podrán comprar y vender distintos productos y servicios
Sin duda el tema es novedoso, en constante evolución y a priori inabarcable para este pobre labriego de la tecla que solo puede darte unas mínimas pinceladas de qué va esto. De momento me conformaré con comprar un terrenito en Decentraland y labrar mi huerta virtual con el fin de vender mis productos metaversianos en el mundo real, así, como si tal cosa.
Fuentes consultadas
- Peña, Óscar (2022): Metaversos. La Gran Revolución Inmersiva.
- Kaufman, Daniel P. (2022): La Revolución del Metaverso.
¿Se pagarán impuestos en el metaverso?
Sin duda.