En el cierre del año 2023, la revista Computing, una referencia consolidada en el ámbito de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), ha anunciado el cese de su edición en papel con el número 830 correspondiente a diciembre. Esta noticia marca un hito en la historia de la publicación, y para muchos, incluyéndome, supone un momento de reflexión sobre la evolución del medio impreso hacia lo digital.
Personalmente, he seguido la revista Computing de cerca durante años, recibiendo puntualmente cada nueva edición en mi lugar de trabajo, el Colegio de Geólogos (ICOG). Este vínculo ha sido más que una simple relación con una publicación; ha sido una ventana a las últimas tendencias, noticias y desarrollos en el mundo de las TIC. La revista no solo nos ha mantenido informados, sino que también ha dejado una marca significativa en nuestra institución.
En 2006, el ICOG tuvo el honor de ser finalista en los prestigiosos premios Computing, un reconocimiento merecido por la implementación pionera del visado telemático.
El anuncio de que Computing abandona su formato en papel me provoca un sentimiento agridulce. Por un lado, celebro la continuidad de la revista en su versión digital, garantizando así la accesibilidad a su valioso contenido. Por otro lado, no puedo evitar experimentar una cierta tristeza al recordar otras revistas que, tras dejar el formato papel, terminaron por desaparecer en poco tiempo.
Es innegable que vivimos en una era digital, donde la información fluye a través de las pantallas de nuestros dispositivos. El cambio de las ediciones impresas a las versiones digitales no es nuevo, y muchas publicaciones han optado por esta transformación en busca de una mayor audiencia y sostenibilidad, como es el caso de la revista Tierra y Tecnología, revista que pasó desde hace tiempo del papel al formato digital con un éxito notable.
La transición del papel a lo digital conlleva una serie de ventajas innegables. La accesibilidad inmediata a través de dispositivos electrónicos permite a los lectores disfrutar del contenido en cualquier momento y lugar. La capacidad de interactuar con el material, compartirlo fácilmente y acceder a enlaces relacionados son solo algunos de los beneficios que ofrece el formato digital.
No obstante, también hay aspectos que merecen atención. La nostalgia asociada con el tacto del papel y el olor de las páginas impresas no puede replicarse completamente en el mundo digital. Además, la sobreabundancia de información en línea a menudo dificulta la atención y la profundización en un tema específico. La durabilidad de los medios digitales también plantea interrogantes, especialmente cuando se considera la obsolescencia tecnológica y la volatilidad de los archivos digitales a lo largo del tiempo.
Espero sinceramente que esta transición sea el comienzo de una nueva y emocionante era para la revista. La esencia del éxito en el ámbito digital radica en la innovación continua y la adaptabilidad. Estoy convencido de que Computing está lista para afrontar con éxito los desafíos y capitalizar las oportunidades en este nuevo paradigma. La revista ha establecido su presencia de manera sólida en la web, LinkedIn, X, boletines y vídeos, demostrando así su capacidad para evolucionar y prosperar en este entorno dinámico.
El cierre de la edición en papel de Computing marca el fin de una era, pero también el inicio de una nueva etapa llena de posibilidades. Aunque la tristeza por la desaparición de las ediciones impresas es palpable, la esperanza y la anticipación por el futuro digital de la revista son igualmente fuertes. La transformación digital es un viaje continuo, y en este caso, estoy ansioso por ver cómo Computing navega por las aguas del cambio hacia un horizonte (ya sólo digital) prometedor.