La minería en Europa, desde tiempos inmemoriales, ha sido una actividad ligada al progreso y al desarrollo de las civilizaciones. No hay nada más que ver que las diferentes edades por la que ha pasado el ser humano en sus avances técnicos se han definido como de piedra, del bronce o del hierro, lo que viene a significar la importancia que la labor minera y la extracción y utilización de metales han tenido en nuestro continente con el paso de los milenios.

Tras siglos de exploración y explotación de metales y otras materias minerales para la industria y la construcción, el siglo XXI nos ha traído la revolución industrial basada en el silicio y a partir de ahí, en unas tecnologías donde se utilizan innumerables elementos químicos procedentes de minerales cada vez más extraños, que van mucho más allá de los metales clásicos y cuyos yacimientos no están tan accesibles como los hasta ahora conocidos y explotados.

Las tierras raras, entre las que se encuentran algunos minerales con nombres tan sugerentes como neodimio, samario o lutecio; el famoso coltán, que es la contracción de otros dos minerales que son la tantalita y la columbita; el grupo del platino que está formado por minerales denominados rutenio, iridio, lutecio o rodio, han pasado de ser desconocidos a ilustrar las páginas de periódicos de todo tipo y webs, como si toda la humanidad los debería conocer. Como si hablásemos del hierro, del cobre o del níquel, por ejemplo.

Las tierras raras nos permiten disponer de teléfonos móviles de última generación o de energías renovables, como la eólica y la fotovoltaica

Pues ésta es la realidad actual. Esos son los minerales que nos permiten que dispongamos de teléfonos móviles de última generación, facilitando que con un dispositivo que cabe en un bolsillo podamos hacer la mayoría de las gestiones necesarias en el día a día y desde cualquier lugar donde estemos. Un teléfono smartphone contine una media de 75 minerales diferentes.

También las energías renovables, como la eólica y la fotovoltaica, con las que pretendemos descarbonizar la economía y frenar la subida de la temperatura terrestre, se basa en este tipo de minerales de nombres tan poco comunes. Por ejemplo, un solo generador de energía eólica contiene unos 2.000 kg de neodimio o disprosio, que son minerales del grupo de las tierras raras.

Todos estos minerales y muchos más que llenarían varias páginas, salen de una mina. Previamente los geólogos han cartografiado, tomado muestras, analizado y parametrizado los posibles yacimientos en algún lugar del planeta que luego se convertirá en una explotación minera.

Estos yacimientos son una compleja amalgama de múltiples elementos que toman las formas minerales más variadas y como está ocurriendo en Europa desde mediados del siglo XX, son los continentes de Asia y África en general y principalmente China en particular, el país que más ha investigado, descubierto, explotado y refinado estos elementos generando a la vez el desarrollo aplicativo de los mismos para avanzar en las nuevas tecnologías y llegar, en muchos casos, a ser líderes en el mercado de diversas tecnologías.

En algún caso, como el de las tierras raras, que son nada más y nada menos que 17 elementos diferentes, el 98% de las importaciones que realiza Europa de dichos elementos, las hace de China. Otros países exportadores son Vietnam, Rusia o Brasil. En China, por ejemplo, la tercera parte de estos minerales claves en el desarrollo tecnológico y en las energías renovables, se sabe que están en yacimientos de dicho país.

¿Pero, y en Europa? ¿No hay yacimientos explotables de tierras raras u otros elementos necesarios para la industria tecnológica y el despliegue renovable europeos?

Pues en Europa, las instituciones europeas, en los últimos tiempos, se han dado cuenta de que sin disponer de un conocimiento claro de si albergamos en nuestro suelo este tipo de materiales, la industria tecnológica europea está muy comprometida.

Países como China o Rusia donde la legislación tanto ambiental como de derechos laborales se parecen poco a las que disponemos en Europa y que además cuenta con gobiernos de tipo autoritario que pueden aplicar aranceles a las exportaciones en base a criterios domésticos, a veces muy apartados de la legislación internacional de la Organización Mundial del Comercio, dominan el mercado de este tipo de materias primas y pueden modificar a su antojo tanto el mercado de precios y futuros de las mismas, como las propias cuentas de resultados de las empresas tecnológicas europeas.

Por todo esto, la Comisión Europea planteó en marzo de 2023 un borrador de normativa europea sobre las materias primas críticas minerales, para reducir la dependencia de estos países y poder disponer de nuestra propia soberanía geológico-minera en los elementos que nos permitan seguir siendo un continente de alto valor añadido en cuanto a la tecnología y además ser libre de energía procedente del petróleo.

En noviembre de 2023, las instituciones de la Unión Europea llegaron a un acuerdo para que los países UE27 sean capaces para 2030 de extraer de su propio territorio el 10 % de las materias primas críticas que consume al año, procesar el 40 % de esa demanda, reciclar el 25 % de los residuos de contengan dichos minerales y, que no más del 65 % del consumo anual de la Unión de cada materia prima estratégica en cualquier fase, proceda de un único tercer país para así diversificar el comercio.

La lista de 34 materias primas críticas, aprobada por la Unión Europea, son imprescindibles para la fabricación de casi cualquier producto tecnológico

La nueva lista de 34 materias primas críticas (17 de ellas calificadas como «estratégicas»), aprobada por la Unión Europea, son imprescindibles para la fabricación de casi cualquier producto tecnológico e igualmente cualquier tecnología relacionada con las energías renovables y se espera que su demanda crezca exponencialmente en los próximos años.

Actualmente la Unión Europea, por ejemplo, importa del orden de 18.000 tn al año sólo de tierras raras con un valor en el mercado de más de 146 millones de euros.

Si sumamos todos los minerales metálicos, ya las cifras son enormes. Europa importó en 2023 de países terceros 80.500 tn de minerales con un valor 9.800 millones de euros.

Cualquiera de estos países, en su comercio actual con la Unión Europea, puede restringir el suministro a través de cuotas de producción en origen o exportación para aumentar los precios o incluso suspenderlo.

Esta praxis haría a su vez que las tecnologías de energía limpia o el desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas fueran más caras y, finalmente, ralentizaría o frenaría la tan necesaria transición verde para convertir la economía europea en un motor de desarrollo libre de combustibles fósiles.

Es por estos y otros motivos de índole geopolítica que, con la aprobación por parte de la Parlamento Europeo y el Consejo de la UE del borrador de ley de materias primas para Europa, se va a establecer una duración máxima para los procedimientos de autorización para proyectos considerados como estratégicos que no supere los veintisiete meses en casos de proyectos de explotación o los quince meses en proyectos de refinado, procesamiento metalúrgico y reciclaje de materias primas críticas. ¡¡Hoy en día los plazos pueden llegar a durar hasta más de 10 años!!

Los promotores de proyectos podrán solicitar que su proyecto sea reconocido como estratégico a nivel europeo, una decisión que será tomada por un grupo de representantes de la Comisión Europea y de los Estados miembros.

La evaluación de impacto ambiental obligatoria para cada proyecto no estará incluida en estos plazos y será obligatoria su inclusión en la fase de consulta pública. La legislación en materia de medioambiente no se verá menoscabada, aunque un proyecto estratégico designado así por la Unión Europea tendrá un interés público superior.

Incluso las empresas manufactureras podrán analizar sus necesidades futuras de materias primas críticas y en caso de vislumbrar una posible ruptura de la cadena de suministro, avisar con tiempo suficiente para estudiar el problema y tomar las oportunas medidas.

Por último y no menos importante, está el hecho de que se potenciará y mucho la investigación geológica a partir del mapeo de antiguos y nuevos yacimientos de este tipo de minerales por parte de los servicios geológicos nacionales, de UNECE a través de su sistema armonizado de caracterización de yacimientos y reservas minerales denominado UNFC y de las empresas utilizando los llamados Code Reporting (en Europa el denominado PERC) para conocer un yacimiento concreto con reservas probables y posibles, su valor y su posibilidad de explotación.

La nueva ley de materias primas críticas de Europa, tomará la forma de Reglamento de obligada y directa entrada en vigor en todos y cada uno de los países europeos

En resumen, que la nueva ley de materias primas críticas de Europa, de la cual falta su aprobación definitiva por parte de los 27 países de la Unión y después ser publicada en el Diario Oficial, tomará la forma de Reglamento de obligada y directa entrada en vigor en todos y cada uno de los países europeos.

Prestará más atención a la investigación geológica y producción de las materias primas minerales que necesitamos.

Igualmente trabajará por la investigación en reciclaje y en la búsqueda de sustitutos a partir de residuos que llevará a un impulso de la economía circular muy importante.

Por último, reducirá la burocracia para las empresas y por lo tanto, la normativa ofrecerá incentivos económicos y un marco empresarial más estable y seguro para los proyectos de minería y reciclaje, con procedimientos de autorización más rápidos y sencillos, pero dentro de un marco amigable con el medioambiente para asegurar la sostenibilidad de nuestra bio y geodiversidad, para que Europa sea un continente industrial, fuerte y a la vanguardia a nivel global.

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