El miércoles 26 de junio de 2024, mi buen amigo Jesús Martínez Frías tomó posesión como académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España (RAC). Este momento no solo marcó un nuevo hito en su carrera, sino que también se convirtió en un punto de reflexión sobre su arduo trabajo y dedicación a la ciencia.
Lamentablemente, no me fue posible acompañar a Jesús en este día tan significativo. Mi salud, que generalmente es de hierro, decidió tomarse unas vacaciones, dejándome con escasa fuerza y bajo ánimo. Sin embargo, mi corazón estuvo con él en cada momento, celebrando su logro desde la distancia.

El acto se llevó a cabo en la solemne sede de la RAC, un lugar que rebosa historia y conocimiento. Jesús se dirigió al atril para pronunciar su discurso titulado «Geología planetaria: la importancia de los análogos terrestres en la investigación paleoambiental y astrobiológica de Marte» (PDF). Fue un viaje fascinante desde nuestro planeta hasta Marte, donde Jesús compartió los últimos resultados de las exploraciones realizadas por los rovers de la NASA, con los cuales colabora habitualmente.
Nacido en Madrid en 1960, Jesús ha defendido con pasión la idea de que la exploración del espacio es mucho más que una aventura científica; es una fuente de conocimiento y progreso para la humanidad. Durante su discurso, enfatizó que estos esfuerzos «contribuyen a nuevos descubrimientos y al hallazgo de nuevos recursos, a nuestra habitabilidad, a la sostenibilidad de la Tierra y a la consecución de ese efecto común integrador.»
Jesús es un geólogo formado en la Universidad Complutense de Madrid y un incansable viajero que ha recorrido el mundo para ampliar y compartir sus conocimientos. En los últimos años, ha dedicado gran parte de su tiempo a la divulgación científica, lo que convierte su ingreso en la RAC no solo en la incorporación de un experto en geología planetaria, sino también en la de un comunicador científico que ayudará a la academia a acercarse más a la sociedad.
La respuesta al discurso de Jesús vino de la mano de Laia Alegret, miembro de la corporación, quien elogió el alto nivel de la ciencia que se desarrolla en España y destacó el impresionante currículum del nuevo académico. Alegret recordó un ejemplo concreto de la influencia de Jesús: «el rover Perseverance de la misión NASA-Mars2020 no podría haber aterrizado entre dos cuadrículas canarias en Marte, denominadas Teide y Timanfaya, si no hubiera habido detrás un equipo español que investigara y nombrara ambas zonas.»
El evento contó con la presencia de distinguidas personalidades del ámbito científico, quienes no quisieron perderse este significativo acontecimiento. Entre los asistentes destacaron Ana María Alonso, directora del Instituto Geológico y Minero de España – CSIC, Elena Cartea, vicepresidenta del CSIC; Nieves Sánchez, presidenta del ICOG; Juan Antonio Morales, presidente de la SGE; Federico Morán, director de la Fundación madri+d; Rosario Lunar, presidenta de la Sección de Ciencias Experimentales de la Real Academia de Doctores de España; y Sara García Alonso, astronauta en la reserva de la ESA. Todos ellos, con sus respectivas trayectorias, reflejaron el prestigio y la relevancia del evento.
La incorporación de Jesús a la RAC fue propuesta por tres destacados académicos: Antonio Cendrero, Caridad Zazo y Jon Marcaide. Portará la medalla número 27, un símbolo que ahora lleva consigo la responsabilidad y el honor de contribuir aún más al avance de la ciencia en nuestro país.
Recuerdo claramente el momento en que Jesús y yo nos conocimos, fue en el Museo de Ciencias Naturales. Su entusiasmo por la geología era palpable, y su capacidad para explicar conceptos complejos de manera sencilla a este pobre labriego de la tecla me impresionó desde el principio. Con el tiempo, he tenido el honor de colaborar con Jesús en múltiples iniciativas, como la creación de la Red Temática de Ciencias de la Tierra, la Red Española de Planetología y Astrobiología, y la International Association for Geoethics. Juntos hemos trabajado en diversas actividades formativas y eventos, y he sido testigo de su evolución, de sus descubrimientos y de su inquebrantable compromiso con la divulgación científica.
El viaje de Jesús desde sus primeras investigaciones hasta su entrada en la RAC ha sido uno de constante aprendizaje y dedicación. Sus estudios sobre los análogos terrestres, aquellas formaciones en la Tierra que son comparables a las encontradas en Marte, han abierto nuevas vías para entender el pasado de nuestro vecino planetario y, quizás, encontrar indicios de vida pasada.
Pero más allá de sus logros científicos, lo que realmente distingue a Jesús es su capacidad para inspirar a otros. En sus conferencias, en sus artículos y en sus charlas informales, siempre ha sabido transmitir su pasión por la ciencia y su convicción de que el conocimiento debe ser compartido. Esta habilidad para conectar con las personas es la que, estoy seguro, le permitirá hacer una gran contribución a la RAC.
Uno de los momentos más destacables de la ceremonia fue cuando Jesús agradeció a su familia, amigos y colegas por su apoyo incondicional a lo largo de los años. Mencionó a su esposa e hijos, quienes han sido su pilar fundamental en todos estos años de esfuerzo y dedicación. También tuvo palabras de agradecimiento para sus mentores y colaboradores, sin quienes, según él, no habría llegado tan lejos.
El evento concluyó con una recepción donde los asistentes tuvieron la oportunidad de felicitar personalmente a Jesús y compartir con él sus buenos deseos. La atmósfera estaba llena de camaradería y orgullo, un reflejo del respeto y la admiración que Jesús ha ganado a lo largo de su carrera.
Reflexionando sobre este día, me doy cuenta de que la historia de Jesús es una lección sobre la importancia de la perseverancia, la pasión y la colaboración en la búsqueda del conocimiento. Su trayectoria nos recuerda que, aunque el camino de la ciencia puede ser arduo y lleno de desafíos, los frutos que se cosechan son inmensamente gratificantes.
En un mundo donde a menudo se pone más énfasis en los logros individuales, la ceremonia de toma de posesión de Jesús en la RAC fue un recordatorio de que el verdadero progreso se alcanza a través del esfuerzo colectivo y del apoyo mutuo. Como su amigo, me siento privilegiado de haber compartido buenos momentos con él y de poder seguir acompañándolo en su viaje hacia nuevas fronteras del conocimiento.