Francisco García Fitz, catedrático de Historia Medieval y experto en la guerra medieval hispana, nos ofrece una visión completa y detallada de la batalla de las Navas de Tolosa en su nuevo libro, «Las Navas de Tolosa: La batalla del castigo». Esta obra no solo revisa los eventos del 16 de julio de 1212, sino que también analiza las complejas dinámicas políticas, sociales y militares que llevaron a este enfrentamiento decisivo entre cristianos y musulmanes.

La génesis de la batalla

La batalla de las Navas de Tolosa no fue un evento aislado, sino el resultado de una serie de acontecimientos que habían tensado las relaciones entre cristianos y musulmanes en la península ibérica. Tras la caída de Salvatierra en manos almohades en 1211, el papa Inocencio III autorizó a Alfonso VIII de Castilla a convocar una cruzada para enfrentarse a la amenaza musulmana. La convocatoria incluyó una advertencia de excomunión para quienes obstaculizaran esta misión.

Alfonso VIII logró unir en este empeño a los reyes Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, quienes se coaligaron para ajustarle las cuentas a los musulmanes y darles las suyas, y las del pulpo. Alfonso, además, recibió apoyo indirecto de Portugal y León, cuyos reyes permitieron que voluntarios de sus reinos se unieran a la causa, así como las huestes de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, el Temple y el Hospital, pero sobre todo miles de cruzados «ultramontanos»—, buscó batalla contra un ejército musulmán reunido para dar guerra al infiel por el califa almohade Muhammad al-Násir, príncipe de los creyentes, quien por su parte respondió convocando una yihad. Su ejército, compuesto por tropas andalusíes, magrebíes y turcomanas, ascendía a unos 120.000 hombres, formando una fuerza formidable y diversa.

«Nunca tantas y tales armas de hierro se habían visto en las Españas», escribió el coetáneo canciller castellano Juan de Soria. Lanzas y espadas se trabaron, sangre y sudor empaparon gambesones y cotas de malla, relinchos y gemidos de agonía resonaron en los riscos, en aquel tórrido día, hasta que la furiosa carga de la zaga cristiana decidió la jornada, arrasando el palenque almohade y quebrando a la guardia negra que, encadenada, defendía la tienda del Miramamolín. La masacre en aquella loma fue tal que después del combate, los caballos apenas podían caminar por ella, de tantos muertos como había amontonados, como consecuencia de tan terrible lucha.

El avance hacia las Navas de Tolosa

El ejército cristiano partió de Toledo el 20 de junio de 1212, avanzando hacia el sur con la determinación de enfrentarse a los musulmanes. A medida que se acercaban a la actual provincia de Jaén, los cruzados europeos comenzaron a desertar, dejando a las fuerzas hispanas la tarea de enfrentarse al ejército almohade. Este último había tomado posiciones en Despeñaperros, un paso montañoso difícil de cruzar.

Según la leyenda, un pastor local, posiblemente San Isidro, guió a las tropas cristianas a través de un paso secreto marcado con cabezas de vaca, permitiéndoles evitar la emboscada musulmana. Esta ayuda divina se considera uno de los factores clave para el éxito cristiano en la batalla que se avecinaba.

La batalla

El 16 de julio de 1212, los ejércitos cristianos y musulmanes se encontraron en una llanura cerca de las Navas de Tolosa. Durante dos días, las fuerzas se enfrentaron en pequeñas escaramuzas, pero fue el tercer día cuando los cristianos lanzaron un ataque decisivo.

Al grito de ¡Santiago!, la caballería de Diego López II de Haro lideró la carga inicial contra las fuerzas almohades. Durante toda la mañana, los caballeros cristianos lucharon contra la caballería ligera musulmana, encontrándose en una situación crítica al mediodía, casi rodeados por las fuerzas enemigas comienzan a replegarse, pues sus bajas son muy elevadas; no así el propio capitán, el cual, junto a su hijo, se mantiene heroicamente en combate junto a Núñez de Lara y las ordenes militares.

En este momento crucial, Alfonso VIII ordenó la carga de la caballería pesada, compuesta por tropas castellanas, aragonesas y navarras. Los tres reyes hispanos, Alfonso VIII, Pedro II y Sancho VII, lideraron personalmente esta carga, conocida como la «Carga de los Tres Reyes». Este audaz ataque rompió las líneas musulmanas, permitiendo a las tropas cristianas avanzar hacia el campamento del califa.

Sancho VII de Navarra y sus hombres alcanzaron finalmente la tienda de Miramamolín, derrotando a los Imesebelen, una tropa de élite seleccionada entre esclavos negros de gran coraje, que se enterraban en el suelo o se anclaban con cadenas para mostrar que no iban a huir pues lucharían hasta la muerte. La derrota fue completa, y los cristianos persiguieron a los musulmanes en retirada hasta el anochecer, asegurándose un abundante botín y consolidando su control sobre los pasos de Sierra Morena. Cuenta la tradición que en recuerdo de esta hazaña Navarra incorporó las cadenas -de esos Imesebelen que sucumbieron fieles a su juramento- a su escudo de armas.

En el Monasterio de las Huelgas, en Burgos, entre las espléndidas telas conservadas, la más relevante es el conocido como Pendón de las Nava de Tolosa. El rey Alfonso VIII de Castilla se traería como recuerdo de la batalla parte de la tienda de campaña del Miramamolín. Por lo tanto, no sería un pendón o estandarte de guerra, sino la tela que cubría la entrada de la tienda desde la que dirigía las operaciones.

Consecuencias y legado

La victoria en las Navas de Tolosa fue un punto de inflexión en la Reconquista. Aseguró los pasos estratégicos de Sierra Morena y marcó el inicio del declive del dominio musulmán en la península. Aunque el califa Muhammad al-Nasir logró escapar a Jaén, la derrota debilitó significativamente el poder almohade en al-Andalus, facilitando futuras conquistas cristianas.

El triunfo en esta batalla también tuvo profundas repercusiones políticas y territoriales. Fortaleció la posición de Alfonso VIII y consolidó la alianza entre Castilla, Aragón y Navarra. Además, la victoria fue utilizada como una herramienta propagandística para promover la cruzada y la reconquista, destacando la intervención divina en el éxito cristiano.

«Las Navas de Tolosa: La batalla del castigo» de Francisco García Fitz

Francisco García Fitz, con su extensa investigación y meticulosa atención al detalle, ofrece en «Las Navas de Tolosa: La batalla del castigo» una obra que no solo narra los eventos de la batalla, sino que también analiza sus múltiples dimensiones. Desde la organización de los ejércitos y las tácticas empleadas hasta las implicaciones políticas y sociales, García Fitz proporciona una visión completa y profunda de este momento crucial en la historia medieval ibérica.

El libro se estructura en varios capítulos que abordan diferentes aspectos de la batalla y su contexto. Entre ellos se incluyen:

  1. Orto y ocaso de un mito historiográfico: Examina cómo la batalla ha sido interpretada y reinterpretada a lo largo de los siglos.
  2. La batalla en su contexto estratégico: Analiza el panorama geopolítico y militar de la época.
  3. La confluencia política hacia las Navas: Explora las alianzas y tensiones entre los reinos cristianos.
  4. La ordenación de los recursos militares: Desglosa la organización y los recursos de los ejércitos cristiano y musulmán.
  5. Los recursos ideológicos: Investiga cómo la reconquista, la cruzada y la yihad fueron utilizados para motivar a los combatientes y justificar la guerra.
  6. Desarrollos tácticos: Detalla las maniobras y tácticas empleadas en la batalla.
  7. Conclusión: Reflexiona sobre la importancia y las consecuencias de la batalla.

Además de un análisis riguroso, el libro incluye mapas, ilustraciones y un extenso índice analítico que facilita la comprensión de los eventos descritos. La obra de García Fitz no solo es un recurso valioso para los académicos, sino también una lectura apasionante para cualquier interesado en la historia medieval.

Reflexiones finales

La batalla de las Navas de Tolosa y su detallada revisión en el libro de Francisco García Fitz nos recuerdan la complejidad de la historia y la importancia de entender los eventos en su contexto completo. Esta obra no solo ilumina un episodio clave de la Reconquista, sino que también nos invita a reflexionar sobre las motivaciones, estrategias y consecuencias de los conflictos humanos.

En palabras del propio García Fitz, el estudio de la historia no solo nos ayuda a comprender el pasado, sino que también nos proporciona lecciones valiosas para el presente y el futuro. «Las Navas de Tolosa: La batalla del castigo» es un testimonio de la riqueza de la historiografía medieval y una contribución fundamental al conocimiento de nuestra herencia histórica.

En esta España ignorante, efemérides tan significativas como la batalla de las Navas de Tolosa pasan desapercibidas para el gran público. Es triste constatar que, en general, los españoles sabemos muy poco de nuestra propia historia, una historia llena de episodios épicos y decisivos que han forjado nuestra identidad. Aprovecho para agradecer a la editorial Desperta Ferro («Despierta Hierro», un grito de guerra que evoca el despertar de las armas y el valor en el campo de batalla) la extraordinaria labor que realizan con la edición de sus revistas temáticas y sus libros, de los cuales tengo un buen puñado en casa. El libro de Francisco García Fitz, «Las Navas de Tolosa: La batalla del castigo», es otro de esos imprescindibles libros que hay que leer. Su análisis detallado y su narrativa vibrante nos sumergen en uno de los momentos más decisivos de nuestra historia, recordándonos el coraje y la determinación de aquellos que lucharon en la Carga de los Tres Reyes, un verdadero canto a la epopeya de la Reconquista.

En el Monasterio de las Huelgas se encuentra también una espada original de la época de las Navas, más una capa y cinturón.
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Enrique Pampliega
Desde hace más de 30 años ha estado ligado y promoviendo actividades relacionando la geología y geociencias con los recursos electrónicos, internet y las redes sociales y científicas. Jefe de administración del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) desde el año 1990. En 1991-1996 Relaciones públicas y posteriormente responsable de marketing de la revista Tierra y Tecnología del ICOG. En 1993-1996 dirigió la publicación “El Geólogo” y en 1997 fundó “El Geólogo Electrónico”. Coordinador de las ediciones I a III del GEA-CD (recopilación y difusión de software para docentes y profesionales de las ciencias de la tierra y el medio ambiente en formato CD-ROM) entre los años 1996 a 1998. Colabora con la ONG Geólogos del Mundo creando su intranet y poniendo en marcha su página web institucional. Desde el año 2000 es responsable de calidad del ICOG (ISO 9001). Ha sido ponente en distintos eventos organizados por Unión Profesional y Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid, sobre la calidad aplicada al sector colegial. Asimismo, ha impartido charlas sobre búsqueda de empleo y redes sociales en el ICOG, Unión Profesional y Universidad Complutense. En 2005 implanta el visado electrónico de proyectos en el ICOG. En el ámbito de las webs y redes científicas, es Community manager del ICOG. Webmaster de la revista Tierra y Tecnología, de la página institucional del ICOG, de la Escuela de Geología Profesional, de la Red Española de Planetología y Astrobiología y de la International Association for Geoethics. Delegado de protección de datos del ICOG desde el año 2018. Experto en digitalización del sector de colegios profesionales ha sido ponente en el taller virtual sobre la "Transformación Digital del Sistema Colegial", organizado por Unión Profesional y Wolters Kluwer en 2020. Ha sido distinguido como Geólogo de Honor por la Asamblea General del ICOG el 15 de abril de 2023. En 2003 crea el “Blog de epampliega” un espacio personal que pasaría en 2008 a llamarse “Un Mundo Complejo” donde trata temas de: economía, redes sociales, innovación, sociedad, etc.

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