En una península dividida por la fe y el poder, donde los reinos cristianos luchaban por sobrevivir bajo la sombra del dominio musulmán, se levantó un hombre cuyo nombre resonaría a través de los siglos. Ramiro I de Asturias, un rey cuya determinación era tan férrea como las montañas que defendía, se enfrentaba a una humillación inaceptable: el tributo de las cien doncellas.

Cuenta la leyenda que este tributo, impuesto por los emires musulmanes, consistía en la entrega anual de cien jóvenes cristianas a los harenes de Al-Ándalus. Una exigencia que no solo ultrajaba el honor del reino, sino que también socavaba su espíritu. En el año 844, se le hincharon las isoflavonas a Ramiro I y se negó a someterse a esta afrenta desencadenando un conflicto que culminaría en la legendaria Batalla de Clavijo.

El sueño del Rey

La noche antes de la batalla, mientras sus hombres dormían inquietos bajo el cielo estrellado de La Rioja, el rey Ramiro I tuvo una visión. En sus sueños apareció Santiago Apóstol, montado en un majestuoso caballo blanco, su armadura resplandeciente bajo la luz celestial. Santiago, con voz solemne, prometió su ayuda en la lucha contra los infieles. «No temas, Ramiro, pues yo lucharé a tu lado», dijo el apóstol, infundiendo valor en el corazón del monarca.

Al despertar, Ramiro I compartió su visión con sus tropas. La noticia corrió como el fuego en la pólvora, inyectando una dosis extra de valor y esperanza a los soldados cristianos. Con la promesa de Santiago de su lado, marcharon al amanecer, decididos a defender su tierra y su honor.

El choque de los ejércitos

En la llanura de Clavijo, los ejércitos se encontraron. Los estandartes ondeaban al viento, y el sonido de los tambores de guerra resonaba en el aire. Las tropas musulmanas, lideradas por el emir de Córdoba, se extendían como una marea oscura, listas para aplastar a los rebeldes cristianos. Pero los hombres de Ramiro I no estaban solos; llevaban consigo la fe y el espíritu indomable del recio pueblo español.

Al comienzo de la batalla, los cristianos parecían estar en desventaja. Los números de los musulmanes superaban a los de los asturianos, y su destreza en combate era formidable. Sin embargo, en el momento más crítico, cuando la desesperación comenzaba a asomarse, un resplandor se vio en el horizonte. Santiago Apóstol, montado en su caballo blanco, apareció como una visión divina. Su presencia infundió nueva energía en los guerreros cristianos, que lucharon con renovada furia y determinación.

La victoria y el Voto de Santiago

La batalla de Clavijo se convirtió en un torbellino de acero y sangre. Los gritos de guerra se mezclaban con el estruendo de las espadas chocando y los alaridos de los heridos. Pero al final del día, los cristianos emergieron victoriosos. La intervención milagrosa de Santiago Matamoros había inclinado la balanza a su favor, y los ejércitos musulmanes fueron derrotados. Gracias a la victoria el reino asturiano dejó de pagar el anual tributo de las cien vírgenes, con lo que todo el tinglado se le fue de golpe al carajo al emir cordobés.

En gratitud por esta victoria divina, el rey Ramiro I instauró el Voto de Santiago, un tributo anual en el que las tierras cristianas ofrecerían una parte de sus cosechas al apóstol. Este Voto de Santiago se renovó e institucionalizó como ofrenda nacional en 1643 para el día de su fiesta, el 25 de julio, con Felipe IV de España. Así nació el Camino. Pero esa orden de Ramiro I es una invención: fue forjada, tres siglos después, por los cronistas de un monasterio, expertos en lo que hoy llamaríamos «el relato».

«¡Santiago y cierra, España!» ha sido utilizado por los soldados desde la Reconquista hasta la época moderna antes de cada carga

Este día nace el grito «Santiago y cierra, España». ¡Cierra!, significa avanzar, agruparse, cerrar filas y dirigirse al combate. Santiago será el impulsor de la victoria en las Navas de Tolosa.

La leyenda perdura

Aunque la existencia histórica de la batalla de Clavijo sea objeto de debate, su relato ha perdurado como un símbolo de resistencia y fe. La figura de Santiago Matamoros, montado en su caballo blanco, se convirtió en un icono de la lucha contra los infieles durante la Reconquista. La Orden de Santiago, fundada posteriormente, adoptó esta simbología y desempeñó un papel crucial en la expansión del territorio cristiano en la península.

Cada 25 de julio, España celebra la Festividad del Apóstol Santiago, recordando no solo la historia de Clavijo, sino también el espíritu indomable de los españoles. La leyenda de Ramiro I y Santiago Matamoros sigue viva, inspirando a generaciones con su mensaje de valor, fe y perseverancia.

La herencia de Clavijo

La batalla de Clavijo, real o mítica, encapsula el espíritu de la lucha y la fe que caracterizó la Reconquista española. Representa no solo un enfrentamiento militar, sino también un momento de afirmación cultural y religiosa. La figura de Santiago Matamoros y la leyenda de su intervención en Clavijo, junto con la resistencia de Ramiro I a pagar el tributo de las doncellas, continúan siendo un poderoso símbolo de la identidad española y de la larga historia de resistencia y perseverancia del pueblo español.

En el eco de la historia, la voz de Santiago y el clamor de los guerreros de Clavijo resuenan todavía, recordándonos que, frente a la adversidad, la fe -si algo queda de ella en España- y el valor son nuestras armas más poderosas. Así, en este día de celebración, honramos no solo al patrón de España, sino también a todos aquellos que lucharon y sacrificaron por la libertad y la dignidad de nuestra tierra.

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Enrique Pampliega
Desde hace más de 30 años ha estado ligado y promoviendo actividades relacionando la geología y geociencias con los recursos electrónicos, internet y las redes sociales y científicas. Jefe de administración del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) desde el año 1990. En 1991-1996 Relaciones públicas y posteriormente responsable de marketing de la revista Tierra y Tecnología del ICOG. En 1993-1996 dirigió la publicación “El Geólogo” y en 1997 fundó “El Geólogo Electrónico”. Coordinador de las ediciones I a III del GEA-CD (recopilación y difusión de software para docentes y profesionales de las ciencias de la tierra y el medio ambiente en formato CD-ROM) entre los años 1996 a 1998. Colabora con la ONG Geólogos del Mundo creando su intranet y poniendo en marcha su página web institucional. Desde el año 2000 es responsable de calidad del ICOG (ISO 9001). Ha sido ponente en distintos eventos organizados por Unión Profesional y Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid, sobre la calidad aplicada al sector colegial. Asimismo, ha impartido charlas sobre búsqueda de empleo y redes sociales en el ICOG, Unión Profesional y Universidad Complutense. En 2005 implanta el visado electrónico de proyectos en el ICOG. En el ámbito de las webs y redes científicas, es Community manager del ICOG. Webmaster de la revista Tierra y Tecnología, de la página institucional del ICOG, de la Escuela de Geología Profesional, de la Red Española de Planetología y Astrobiología y de la International Association for Geoethics. Delegado de protección de datos del ICOG desde el año 2018. Experto en digitalización del sector de colegios profesionales ha sido ponente en el taller virtual sobre la "Transformación Digital del Sistema Colegial", organizado por Unión Profesional y Wolters Kluwer en 2020. Ha sido distinguido como Geólogo de Honor por la Asamblea General del ICOG el 15 de abril de 2023.

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