Corría el año 2013 cuando, entre charlas y proyectos por materializar, nació REDESPA. Alguien podría pensar que fundar una red dedicada a la planetología y la astrobiología en España es como plantar un árbol en un terreno de piedras: necesita esfuerzo, paciencia y, sobre todo, determinación. Pero lo que distingue a REDESPA de otras iniciativas es el corazón y la visión de sus miembros, y aquí tengo que mencionar, con orgullo y respeto, al Dr. Jesús Martínez Frías, quien desde el primer día ha sido la fuerza y el alma de esta red. Él es quien, como buen capitán, ha sabido dar rumbo a este barco que surca mares de ciencia y fascinación por el cosmos.
Mi papel en esta historia ha sido mucho más terrenal, aunque no por ello menos apasionado. Como buen labriego de la tecla, me tocó plantar las primeras semillas en internet, diseñar el espacio virtual donde REDESPA pudiera crecer y visibilizar sus actividades en redes sociales. Hoy, al mirar atrás, veo ese terreno fértil donde antes había solo ideas y proyectos en papel. Entre teclas y pantallas, he alentado la realización de actividades formativas, confiando en que el conocimiento compartido es la mejor manera de sembrar el interés por la ciencia que, a veces, parece casi poética en su ambición por comprender el universo.
REDESPA ha sido, desde el principio, una red abierta y flexible, un espacio para investigadores, educadores y divulgadores, una invitación a quienes ven el universo como una incógnita fascinante y no como un vasto vacío inalcanzable. No puedo evitar recordar nuestros primeros pasos, cuando con el respaldo de RedIris y el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, empezamos a caminar. Era un momento casi heroico: crear un foro donde los que soñamos con la ciencia pudiéramos encontrarnos, dialogar y, sobre todo, aprender.
La importancia de tener un espacio en internet, un lugar donde compartir avances, proyectos y alianzas, ha sido esencial para crecer y consolidar esta red. Cada publicación, cada curso, cada foro en redes, todo ha sido hecho con una idea en mente: expandir el interés por la astrobiología y la planetología en una comunidad que necesita, como el aire, de estos puntos de encuentro. Con Jesús a la cabeza, fuimos consolidando una red que trasciende fronteras. REDESPA es hoy un espacio donde dialogan voces de España, Colombia, Perú y Paraguay, una prueba de que la ciencia, lejos de ser elitista o exclusiva, tiene un alma generosa, dispuesta a tender la mano.
A medida que REDESPA crecía, también lo hacían sus desafíos y sus logros. Verla consolidarse y participar en congresos internacionales, en actividades STEAM, en conferencias, en campañas de campo en colaboración con universidades y agencias espaciales, ha sido una recompensa que pocos pueden comprender. En cada actividad, en cada evento, hay una pasión compartida. Y ahí he estado yo, con la humildad del labriego, recordando siempre que la labor más modesta, si es hecha con el corazón, puede contribuir a algo tan grande como el entendimiento de nuestro entorno cósmico.
Estos once años, que ahora celebramos, son más que una simple marca en el calendario. Son una muestra de cómo REDESPA ha logrado abrir puertas, tender puentes y crear una red que sigue creciendo, sumando a más y más colaboradores y amigos. Con REDESPA hemos llegado a acuerdos oficiales, creado alianzas con otras organizaciones, participado en la fundación de instituciones como el European Astrobiology Institute y la Red Iberoamericana de Astrobiología, y representado a España en la EANA de la mano de nuestra vicedirectora, la incansable Dra. Rosa de la Torre. No es casualidad que REDESPA represente hoy a la astrobiología española en el ámbito internacional.
Es un orgullo poder decir que, desde este rincón, hemos contribuido a construir algo más que una red: hemos tejido una comunidad. Y eso, en el fondo, es lo que hace de REDESPA algo único. No es solo un foro académico ni un espacio para especialistas. Es una casa donde cada miembro aporta su visión, su experiencia y su pasión. Es un proyecto sin fronteras, que se extiende por Iberoamérica y más allá, buscando siempre integrar a quienes ven en la astrobiología y la planetología un horizonte fascinante.
Este mes de octubre, cuando celebramos estos once años en el Congreso Internacional de Astrobiología desde Neiva, en Colombia, tendremos la oportunidad de conectar en un evento remoto con aliados y colaboradores de diferentes puntos del mundo. No será una simple conmemoración; será un testimonio de lo que se ha logrado gracias al esfuerzo colectivo. Allí, como cada año, recordaremos que, aunque los desafíos son muchos, la vocación y la pasión que nos unen nos llevan a seguir adelante.
Mientras tanto, aquí estoy, tecleando una vez más, aportando mi granito de arena en esta labor que comenzó hace once años. El camino no ha sido fácil, pero ha valido la pena. Porque, al final, todo esto –la ciencia, el estudio de los planetas y meteoritos– no es más que un acto de fe, un testimonio de que aún queda mucho por descubrir. Y mientras haya quienes, como Jesús, Rosa y cada uno de nuestros compañeros, sigan con ese mismo entusiasmo, REDESPA continuará mirando al futuro, a las estrellas, y yo estaré aquí, desde mi teclado, compartiendo cada paso de esta travesía épica.