No sé tú, querido lector, pero cada vez que Google convoca una keynote y suelta al escenario a uno de sus ingenieros con cara de no haber dormido en tres días, tiemblo. No porque vayan a anunciar el apocalipsis —eso ya lo vivimos cada lunes por la mañana—, sino porque lo presentan como si lo hicieran. Y esta vez, en el Google I/O 2025, no han defraudado: han lanzado Veo 3, una inteligencia artificial que convierte tus palabras en vídeos, tu voz en banda sonora y tus ideas —esas pocas que aún no nos han robado— en una escena de película.
Sí, como lo lees. Un par de frases escritas, un toque poético, y zas: tienes una producción digna de Cannes. O al menos de TikTok. Todo esto suena apasionante hasta que uno se pregunta: ¿y qué pintamos nosotros en este nuevo circo de bits y algoritmos?
🎬 ¿Qué demonios es Veo 3 y por qué deberías preocuparte?
Veo 3 no es un editor de vídeo. No es un Premiere Pro ni un After Effects vitaminado. Es, literalmente, un generador de vídeos automáticos creado por DeepMind (sí, esos mismos que vencieron a los campeones mundiales de ajedrez, Go, y —pronto— a la dignidad humana). Le das un texto y él te devuelve un vídeo con imágenes en movimiento, planos secuencia, música, efectos sonoros y hasta diálogos. Todo, por arte de magia neuronal.
Y cuando digo magia, me refiero al tipo de magia que termina dejando a medio planeta sin trabajo.
Imagina esto: escribes «Un zorro camina por un bosque nevado mientras suena música de violín y cae la noche». Veo 3 te lo entrega en vídeo, con cada copo de nieve en su sitio y cada nota afinada. Puedes incluso elegir el estilo visual: ¿anime? ¿realismo sucio? ¿un look a lo Nolan, pero sin entender el final? Lo que pidas.
Lo más salvaje: genera audio integrado. No hablamos de vídeos mudos con música de ascensor, sino de paisajes sonoros enteros. Puedes escuchar el viento entre los árboles, los pasos sobre la nieve e incluso al zorro rumiando sus pensamientos si así lo decides.
📹 Veo 3 y el fin de los créditos al final del vídeo
Google no ha creado una herramienta para artistas, sino un cortocircuito para industrias enteras. Porque, ¿quién necesita un director de fotografía, un guionista, un diseñador de producción o un compositor cuando tienes un único algoritmo que lo hace todo?
Veo 3 representa la automatización definitiva del contenido audiovisual. Y esto, querido lector, no es una exageración. Es la estocada que faltaba en la yugular creativa de miles de profesionales del sector. Porque sí, puedes jugar con él, experimentar, crear tu vídeo para redes, tu corto indie o tu anuncio de Instagram. Pero cuando las grandes empresas se den cuenta de que no necesitan pagar a veinte personas para crear un spot, sino a un paisano que le diga cuatro frases a un modelo… a ver quién se ríe.
🤖 Inteligencia artificial, ignorancia natural
Hay quien dice que Veo 3 democratiza la creación audiovisual. Y yo les creo. De la misma forma que una motosierra democratiza la poda: sí, puedes usarla, pero a ver quién recoge los dedos.
Google lo presenta como una herramienta para creativos, pero la realidad es que pronto será una herramienta para recortar presupuestos y suprimir nóminas. Ya no necesitarás tener formación técnica ni artística para hacer un vídeo con aspecto profesional. Bastará con tener acceso a la app Gemini (el nuevo cajón de sastre de Google) y saber redactar una frase con algo de gracia.
La calidad de los vídeos generados por Veo 3 es asombrosa: resolución 1080p por ahora, pero apunta a 4K como quien calienta antes de una maratón. Los movimientos de cámara, el enfoque, la iluminación, la atmósfera… todo recuerda al trabajo de alguien que ha pasado años detrás de una lente. Solo que esta vez, ese alguien es una colección de millones de parámetros sin alma.
🔧 Flow: el director de cine que cabe en tu bolsillo
Junto a Veo 3, Google ha lanzado otra herramienta llamada Flow, pensada para que los usuarios —o mejor dicho, los exusuarios de Adobe— puedan editar los vídeos generados por IA con la precisión de un director de cine veterano. Puedes ajustar el ángulo de la cámara, el tipo de lente, la profundidad de campo, el estilo visual e incluso los efectos de sonido.
Lo llamativo no es tanto lo que puedes hacer, sino lo que ya no necesitas: formación. Con Flow, cualquier mindundi —como yo— con acceso a una conexión decente puede hacer lo que antes requería años de estudio, experiencia y, a veces, una pizca de talento.
🤑 ¿Dónde y cómo se accede a este artefacto infernal?
Por ahora, Veo 3 está disponible para dos tipos de usuarios:
- Los que tienen dinero: suscriptores del plan Ultra de Gemini, solo disponible en EE.UU., y a razón de 249,99 dólares al mes. Que no es barato, pero si tienes una empresa, compensa.
- Las empresas que ya han vendido el alma a Google Cloud: Veo 3 también se integra en Vertex AI, la plataforma empresarial de IA de Google. Desde ahí puedes generar contenido como si fueras Pixar, pero sin tener que preocuparte por nóminas ni sindicatos.
Para el resto del mundo —Latinoamérica, Europa, y todo lo que no sea Silicon Valley o una sala de servidores refrigerada con nitrogeno líquido—, tocará esperar o buscarse la vida por otros medios.
🕳️ Un zorro, una IA y el vacío existencial
Uno de los ejemplos que Google mostró fue este prompt: “Un búho sabio vuela sobre un bosque nevado bajo la luna, desciende y se posa junto a un tejón”. El vídeo resultante tenía música suave, efectos de sonido ambientales, y un tono casi místico. Una escena de cuento de hadas… generada por un ente que no sabe lo que es un búho, ni una luna, ni un maldito tejón.
Esa es la paradoja. El algoritmo no entiende nada de lo que genera, pero genera cosas que nos emocionan. Y nosotros, espectadores sentimentales que aún creemos en la musa y en el arte como acto humano, terminamos atrapados en una trampa de silicio y datos.
📉 ¿El ocaso del oficio?
Esta no es solo la historia de una herramienta potente. Es, si me permites el tono apocalíptico, la historia del derrumbe de una forma de entender la creación. Cuando uno asiste a estas demostraciones, no puede evitar pensar en los guionistas que aún pelean en Hollywood por cláusulas contra la IA, en los animadores japoneses que cobran sueldos de miseria para dibujar cada frame, en los directores de fotografía que aprenden luz como otros aprenden anatomía sagrada.
¿Qué lugar tienen en un mundo donde un algoritmo lo hace todo con solo una frase?
Veo 3 no necesita inspiración, ni duerme mal por las noches, ni duda, ni se emociona al capturar una escena perfecta. Y sin embargo, ahí está: haciendo vídeos que provocan lágrimas. Triste, pero cierto.
🧨 Veo 3 como herramienta política, ideológica y propagandística
No olvidemos que Google no es una ONG ni una galería de arte. Es una empresa que cotiza en bolsa. ¿Qué puede salir mal cuando el control de la imagen, el sonido y el relato pasa por una inteligencia artificial propiedad de una empresa privada? Deepfakes, propaganda, manipulación. No es ciencia ficción. Es el pan de cada día. Y ahora, más fácil, más barato, más efectivo.
La precisión de Veo 3 es tal que uno podría generar un vídeo de un líder político diciendo lo que uno quiera. Añádele acento, gestos, banda sonora… y tienes el mensaje perfecto para incendiar internet.
🛑 Ética, límites y otras cosas que a Google no le quitan el sueño
Google asegura que ha implementado salvaguardas, filtros y límites para evitar el mal uso. Pero no nos chupemos el dedo. En cuanto esta herramienta esté fuera del corral, será usada para todo lo imaginable. Y lo inimaginable.
Veo 3 es una maravilla técnica. También es una advertencia. No solo sobre el poder de la IA, sino sobre nuestra propia dejadez. Porque mientras nos maravillamos con lo bien que suena un zorro sobre la nieve generado por IA, dejamos que se extingan los zorros reales. Y los fotógrafos, los cineastas, los creadores de mundos.
🔚 Epílogo: Entre el asombro y el vértigo
El futuro ha llegado. Es hermoso, barato y tiene resolución 4K. Pero también está hueco. Veo 3 no va a matar al cine, ni a la creatividad, ni al arte. Pero va a dejar fuera a quienes no puedan competir con su velocidad, su costo y su facilidad de uso. Y aunque algunos seguirán defendiendo lo artesanal, lo humano, lo imperfecto, la mayoría se rendirá a la eficiencia.
Yo, por mi parte, seguiré escribiendo con mis dedos —ya algo artríticos— en este teclado de combate. Seguiré defendiendo que hay cosas que la inteligencia artificial jamás podrá generar: una mirada, una cicatriz, el temblor de un adiós. Aunque viendo cómo va esto… quizá también esté equivocado.