La primera vez que coincidí con Carmen Muñoz Jódar no fue en un congreso académico ni en uno de esos foros donde se cruzan consultores y políticos. Fue cuando ella ponía su saber hacer en Unión Profesional, mientras yo andaba enredado en las responsabilidades del Colegio de Geólogos. Ella llegaba desde el sector de las profesiones, con la mirada amplia de quien sabe tejer intereses diversos; yo pertenecía a una de esas profesiones que buscaban hacerse oír en medio de la maraña institucional. Desde entonces comprendí que Carmen no era una más: sabía escuchar, ordenar y proyectar los discursos colectivos con una eficacia poco común.

Ahora publica Geopolítica del lobby. La transformación del poder, la representación y la decisión política, un ensayo breve —apenas 97 páginas— pero de los que pesan más que volúmenes de quinientas. No es casualidad: detrás está una tesis doctoral trabajada durante años en la Universidad Complutense, bajo el título Geopolítica del lobbying. Hacia la privatización de la decisión política. Esa obra académica —erudita, documentada, atravesada por Weber, Bauman, Bourdieu y Bernays— fue el germen de este libro pensado para un lector más amplio. Y se nota: lo que aquí se cuenta está destilado y escrito con la intención de informar y de abrir ojos.

Qué demonios es el lobby

Empecemos por lo básico: ¿qué es el lobby? La palabra huele a conspiración en penumbra, a pasillos oscuros donde tipos con maletín compran voluntades. Pero esa es la caricatura que interesa al populismo. El lobby —explica Carmen con claridad— es otra cosa: es la actividad de influencia organizada de los grupos de interés sobre las decisiones públicas. Dicho más claro: asociaciones, empresas, ONG, sindicatos, plataformas ciudadanas… cualquiera que tenga algo que decir ante un gobierno y pretenda influir en una ley, en una regulación o en una política.

La Comisión Europea lo definió hace años de forma meridiana: lobbying es cualquier actividad que busque influir en la elaboración de políticas o decisiones de las instituciones. Y bajo ese paraguas caben desde una multinacional energética hasta una ONG que pelea por los derechos humanos. No se trata, por tanto, de “presionar en la sombra”, sino de participar —a veces con más medios, otras con menos— en el proceso democrático.

Claro que la realidad es menos inocente. No todos los lobbies son iguales. No influye lo mismo una startup recién nacida que Google, ni una asociación de vecinos que la patronal de la automoción. Pero de eso va precisamente la obra de Muñoz Jódar: de reconocer que este juego de poder existe, que no va a desaparecer y que lo sensato es entenderlo, regularlo y exigir que se practique con transparencia.

El fin del monopolio estatal

La tesis de Carmen —que destila en este libro— es tan clara como inquietante: hemos pasado de un mundo en el que el Estado tenía el monopolio de la decisión política, a otro en el que el Estado se debilita y las corporaciones ocupan su lugar. Antes, la política era sólida —decía Bauman—; hoy es líquida, inestable, volátil. Y en esa fragilidad, los grupos de interés se han hecho fuertes.

El resultado es lo que la autora llama “privatización de la decisión política”. Primero se privatiza el debate público: lo que se discute ya no lo marcan los parlamentos, sino las campañas virales, los think tanks, los medios que amplifican mensajes fabricados. Después se privatiza el espacio público: plazas convertidas en escaparates de marcas, redes sociales colonizadas por algoritmos que deciden qué vemos y qué no. Finalmente, se privatiza la propia decisión política: gobiernos que, debilitados o incapaces de dar respuestas, delegan de facto en corporaciones, fundaciones y lobbies.

Y ahí aparece la doble renuncia: el Estado que cede poder y el ciudadano que abandona su condición para convertirse en cliente. Votamos cada cuatro años, sí. Pero cada día “votamos” mucho más con nuestras compras, nuestros clics y nuestros datos.

De insider a outsider

Hasta hace poco, el lobby era directo: reuniones discretas en ministerios, informes técnicos entregados a diputados, comparecencias en comisiones parlamentarias. Hoy eso sigue, pero ha perdido el monopolio. Ha nacido lo que Carmen llama outsider lobbying: la gestión del consentimiento social. Ya no basta con convencer al político; hay que moldear la opinión pública. Y eso se hace con campañas en redes, con líderes de opinión, con movimientos aparentemente espontáneos que empujan a la política desde fuera.

El lobbying de las plataformas digitales es el ejemplo perfecto: Uber no se impuso en las ciudades reuniéndose con concejales, sino generando usuarios adictos a su app, moldeando titulares y convirtiendo la protesta de los taxistas en munición para presentarse como el futuro inevitable.

Los tres espejos

El libro recoge destellos de la tesis doctoral, que se apoya en tres casos prácticos:

  1. La protección de datos personales. Aquí se juega la gran batalla de nuestro tiempo: la privacidad convertida en mercancía, las tecnológicas en árbitros globales y la Unión Europea intentando poner orden con su RGPD. Un lobby cruzado, donde los ciudadanos apenas somos peones y las corporaciones tecnológicas dictan el ritmo.
  2. El cambio climático. De ser un tema marginal pasó a centro de la agenda global. ¿Cómo? A golpe de lobby: informes científicos, presión ciudadana, acción de ONGs y, no lo olvidemos, la entrada de empresas que han visto en lo verde un negocio. La frontera entre compromiso real y marketing es cada vez más difusa.
  3. El conflicto Uber-Taxi. El ejemplo más visible de cómo la economía de plataformas choca con marcos normativos caducos. Uber no solo desafió a los taxistas, sino al propio Estado incapaz de legislar con rapidez. El lobby aquí no es solo económico, sino simbólico: la disputa por el relato, por quién representa el futuro y quién se aferra al pasado.

En los tres casos, la conclusión es la misma: la decisión política ya no es monopolio del Estado, sino un campo de batalla privatizado donde compiten corporaciones, activistas, medios y ciudadanos transformados en consumidores.

Una nueva cartografía del poder

Lo que propone Geopolítica del lobby es mirar este panorama sin ingenuidad pero también sin paranoia. El lobby no es un demonio oculto, ni un club secreto de conspiradores. Es una práctica inevitable en democracia. La cuestión no es prohibirlo —sería tan absurdo como prohibir que la gente opine—, sino regularlo y elevar su calidad.

Carmen Muñoz Jódar defiende que un buen lobby puede ser democrático: da voz a intereses que de otro modo quedarían fuera, articula consensos en sociedades polarizadas, aporta información técnica a políticos desbordados. La clave está en la transparencia, en hacer visible quién influye y con qué objetivos.

El estilo y la voz

No es casual que Carmen venga del periodismo y la comunicación. Su prosa es clara, directa, con la precisión de quien ha pasado años traduciendo jerga técnica en mensajes comprensibles. Este libro no es un ladrillo académico; es un mapa de bolsillo para orientarse en la jungla del poder contemporáneo.

Y ahí está su valor: en apenas cien páginas logra explicar lo que muchos tratados no consiguen en quinientas. Habla de Bauman, de Bernays, de Bourdieu, sí. Pero sobre todo habla de lo que vemos cada día: de cómo una campaña viral tumba un ministro —bueno, en la España de hoy, es más difícil—, de cómo un algoritmo decide qué debate llega al telediario, de cómo las decisiones se toman en consejos de administración tanto como en consejos de ministros.

Invitación al lector

Quien espere un panfleto contra “los poderosos” no lo encontrará. Tampoco un manual cínico para manipular. Geopolítica del lobby es, más bien, una invitación a abrir los ojos: a entender que detrás de cada ley, cada norma y cada decisión hay intereses organizados empujando. Y que cuanto más sepamos de ello, menos ingenuos seremos como ciudadanos y más exigentes podremos ser con la política.

Por eso este libro interesa a consultores y directivos, sí, pero también a periodistas, activistas, estudiantes y cualquier ciudadano que no quiera resignarse a ser tratado solo como cliente.

Porque —y aquí la voz de Carmen se vuelve advertencia— el futuro de nuestras democracias dependerá en parte de la calidad del lobbying que se practique. Si dejamos que sea oscuro, opaco y desigual, perderemos todos. Si lo exigimos transparente, inclusivo y plural, ganaremos un instrumento poderoso para que la política vuelva a tener sentido.

Última reflexión

Conozco a Carmen lo suficiente para saber que no escribe desde la torre de marfil. Su libro nace de lo que ha visto en pasillos ministeriales, en reuniones discretas, en aulas universitarias. Y de esa mezcla de academia y oficio surge un texto honesto: una brújula para orientarse en tiempos líquidos, donde el poder ya no es lo que era y la política parece cada día más desarmada.

Lean Geopolítica del lobby. Les garantizo que después de hacerlo mirarán con otros ojos la próxima ley que aparezca en el BOE, la próxima campaña que inunde sus redes sociales o la próxima protesta callejera. Entenderán que, detrás, siempre hay alguien moviendo piezas. Y no necesariamente en la sombra: muchas veces lo hacen a plena luz, con la legitimidad de quien representa intereses reales.

Y si algún día se topan con Carmen en uno de esos foros donde se cruzan periodistas, políticos y consultores, no la pierdan de vista. Ella sabe, como pocos, que el poder no siempre está donde creemos.

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Enrique Pampliega
Con más de cuatro décadas de trayectoria profesional, iniciada como contable y responsable fiscal, he evolucionado hacia un perfil orientado a la comunicación, la gestión digital y la innovación tecnológica. A lo largo de los años he desempeñado funciones como responsable de administración, marketing, calidad, community manager y delegado de protección de datos en diferentes organizaciones. He liderado publicaciones impresas y electrónicas, gestionado proyectos de digitalización pioneros y desarrollado múltiples sitios web para entidades del ámbito profesional y asociativo. Entre 1996 y 1998 coordiné un proyecto de recopilación y difusión de software técnico en formato CD-ROM dirigido a docentes y profesionales. He impartido charlas sobre búsqueda de empleo y el uso estratégico de redes sociales, así como sobre procesos de digitalización en el entorno profesional. Desde 2003 mantengo un blog personal —inicialmente como Blog de epampliega y desde 2008 bajo el título Un Mundo Complejo— que se ha consolidado como un espacio de reflexión sobre economía, redes sociales, innovación, geopolítica y otros temas de actualidad. En 2025 he iniciado una colaboración mensual con una tribuna de opinión en la revista OP Machinery. Todo lo que aquí escribo responde únicamente a mi criterio personal y no representa, en modo alguno, la posición oficial de las entidades o empresas con las que colaboro o he colaborado a lo largo de mi trayectoria.

2 COMENTARIOS

  1. Enrique, muchísimas gracias por la reseña del libro. Es una suerte inmensa que alguien se tome la molestia de leerlo, pero que, además, le dedique esta reflexión, es… Gracias de corazón. Me hace mucha ilusión la mirada que le prestas al libro. Un abrazo grande

    • Gracias a ti, Carmen. Leer Geopolítica del lobby ha sido mucho más que una lectura: ha sido una invitación a mirar de frente cómo se decide hoy, quién influye y por qué. Mi reseña es solo el reflejo de un trabajo lúcido y valiente que merecía ser compartido.

      Un abrazo grande.

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